Los drones han demostrado ser una amenaza cada vez más peligrosa para Israel, particularmente en el conflicto con Hezbolá. El reciente ataque con drones a una base militar cerca de Binyamina, en el norte del país, que dejó cuatro soldados muertos y decenas de heridos, es el más grave hasta ahora y pone en duda la efectividad del sistema de defensa aérea de Israel, la Cúpula de Hierro (Iron Dome) para interceptarlos.
El sistema de defensa “Cúpula de Hierro” (Iron Dome), altamente efectivo contra los cohetes rudimentarios de Hezbolá, ha tenido dificultades para adaptarse a la naturaleza de los drones. Estos dispositivos son pequeños, tienen una firma de radar reducida y vuelan a baja altitud, lo que hace que sean difíciles de detectar y diferenciar de elementos como aves. Además, su velocidad relativamente baja, en comparación con los aviones a reacción, complica su intercepción.
El ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, ha declarado que se están realizando “esfuerzos significativos” para encontrar soluciones contra los ataques con drones. Aunque una parte del sistema de defensa aérea sigue funcionando bien para cohetes, los drones plantean un desafío más complicado que requiere el desarrollo de nuevas tecnologías.
La mayoría de los drones utilizados por Hezbolá y otros grupos armados en la región provienen de Irán. A lo largo del conflicto, el Instituto de Investigación Alma ha registrado 559 incidentes de drones cruzando la frontera norte para realizar misiones de vigilancia o ataque. Los recientes ataques se han producido en momentos de alta actividad, cuando los sistemas de defensa aérea se ven abrumados por múltiples amenazas simultáneas.
Estos esfuerzos subrayan la creciente importancia de contrarrestar la amenaza de los drones, que están transformando el campo de batalla moderno, especialmente en conflictos de alta intensidad como el que enfrenta Israel en su frontera norte.
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Fuente: BBC