Los miembros de la OTAN han llevado a cabo múltiples ejercicios conjuntos recientemente, con el objetivo central de impulsar la modernización y el entrenamiento conjunto frente a diversas amenazas. Unidades de Ejército y Fuerza Aérea a lo largo de Europa se encuentran actualmente tratando de combatir las capacidades de antiacceso y denegación de área (A2/D2) a las que se enfrentan constantemente.
Un ejercicio clave en esta área fue el Ramstein Flag 2024, que se llevó a cabo en Grecia a principios de octubre. De él participaron más de 130 aviones militares de 12 países en materia de entrenamiento y capacitación, donde el foco era desarrollar nuevos enfoques con expertos tácticos.
Otro ejemplo clave fue la conferencia anual de la AUSA, celebrada la semana pasada en Washington D.C., donde los altos mandos militares conversaron sobre los ejercicios y eventos en los que Europa ha estado desarrollándose. En sus palabras, los mismos ayudan a la OTAN a “prepararse para las guerras futuras”, donde las maniobras suelen contextualizarse bajo conflictos actuales (como Rusia y Ucrania, por ejemplo).
Para los miembros de la alianza es crucial que la OTAN pueda obtener la superioridad aérea en futuros escenarios disputados, junto con sus socios y aliados. Ejercicios de puestos de mando y entrenamiento son cruciales para que las capacidades de maniobra experimenten diversas tácticas y evolucionen hacia los escenarios del futuro.
Sin dudas, las series de eventos y ejercicios que vendrán marcan para la OTAN una pauta de interoperabilidad constante, diseñados para que los aliados mantengan la cooperación y preparación conjunta. Asimismo, se espera que los mismos planteen nuevas dinámicas de “nuevas guerras”, diseñados para evaluar las capacidades de respuesta también en entornos conflictivos y con actores internacionales no estatales.
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