Turquía ha lanzado una nueva oleada de ataques aéreos en Irak y Siria contra posiciones del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK). Esta acción responde a un reciente atentado contra la sede de Industrias Aeroespaciales Turcas (TUSAS) en Ankara, que dejó un saldo de cinco muertos y 22 heridos. Las autoridades turcas confirmaron que el ataque fue perpetrado por miembros del PKK.
Durante la noche, las fuerzas armadas turcas alcanzaron 47 objetivos en ambos países. Según el ministro de Defensa, Yasar Guler, estas operaciones se centraron en neutralizar bases del PKK en el norte de Irak y Siria. Entre las bajas reportadas, se incluyen varios militantes.
El ataque del miércoles se llevó a cabo por dos asaltantes, que utilizaron fusiles automáticos y explosivos para entrar en las instalaciones de TUSAS. Ambos atacantes murieron en el lugar, y uno de ellos ya fue identificado como miembro del PKK. El segundo atacante aún no ha sido identificado.
Respuestas internacionales y aumento de seguridad
El ataque no solo ha generado una respuesta militar por parte de Turquía, sino también condenas internacionales. La OTAN, Estados Unidos y la Unión Europea, entre otros, han expresado su rechazo a este acto terrorista. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, declaró que este ataque solo ha fortalecido la determinación de Turquía para eliminar al PKK.
Tras el atentado, las autoridades reforzaron las medidas de seguridad, especialmente en la sede de TUSAS. Se implementaron controles estrictos para revisar vehículos y personas, mientras que los aeropuertos en todo el país aumentaron su nivel de alerta.
Impacto en civiles y la lucha regional
Los ataques aéreos turcos han causado, además, víctimas civiles. Según las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), al menos 12 civiles, incluidos dos niños, murieron en el norte de Siria como consecuencia de los bombardeos. Las FDS, compuestas en su mayoría por combatientes kurdos, han sido aliadas clave de la coalición liderada por Estados Unidos en la lucha contra el Estado Islámico. Sin embargo, Turquía considera a las Unidades de Protección Popular (YPG), el principal componente kurdo de las FDS, como una extensión del PKK.
Las autoridades turcas han subrayado que se tomaron todas las precauciones necesarias para evitar bajas civiles durante las operaciones militares. A pesar de estas medidas, el conflicto continúa escalando en una región donde los intereses de múltiples actores internacionales convergen.
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