El izquierdista Frente Amplio (FA) de Uruguay, encabezado por Yamandú Orsi, se impuso en la primera vuelta de las elecciones presidenciales del domingo 27 de octubre, con el 43,4% de los votos. Sin embargo, este porcentaje no fue suficiente para evitar una segunda vuelta, programada para el 24 de noviembre, en la que Orsi se enfrentará a Álvaro Delgado, del Partido Nacional (PN), quien obtuvo un 27,2%.
Tras conocerse los resultados, Orsi, quien recibió el apoyo del expresidente José Mujica, se dirigió a sus seguidores en Montevideo, enfatizando el papel del FA como la principal fuerza política del país. “Hoy es una noche de alegría, de celebración de la democracia. Vamos por ese último esfuerzo, con más entusiasmo que nunca”, expresó Orsi, citado por MercoPress, haciendo un llamado a sus partidarios a unirse y redoblar esfuerzos para la segunda vuelta.
Por su parte, Álvaro Delgado, actual candidato del oficialista Partido Nacional y ex Secretario de la Presidencia de Luis Lacalle Pou, celebró el respaldo obtenido y reafirmó el compromiso de su coalición para liderar el país. Delgado lidera una coalición de partidos de centro-derecha que incluye al Partido Colorado y Cabildo Abierto, los cuales suman un respaldo total del 47%, superando ligeramente el 44% del FA.
“Las urnas hablaron. Uruguay se expresó y dijo que la coalición es el proyecto político más votado del país”, afirmó Delgado durante un acto en la Plaza Varela de Montevideo. Además, anunció que los líderes de los partidos aliados se reunirán para definir una estrategia unificada centrada en temas como empleo, seguridad, salud mental y soluciones de vivienda para jóvenes y familias.
Una segunda vuelta reñida en Uruguay
Con estos resultados, y con un respaldo combinado del 47%, Delgado cuenta con una leve ventaja en el total de votos para la segunda vuelta. Sin embargo, el FA de Orsi mantiene su posición como el partido con mayor base de apoyo directo, y el escenario queda abierto a los votantes que respaldaron a otros candidatos en la primera ronda. Andrés Ojeda, del Partido Colorado, y Guido Manini Ríos, de Cabildo Abierto, quedaron en tercer y cuarto lugar respectivamente, y jugarán un rol clave para influir en los resultados – e inclinar la balanza – si sus votantes deciden apoyar a Delgado y no a Orsi.
Asimismo, estas elecciones presidenciales estuvieron acompañadas de dos propuestas de reforma constitucional que captaron la atención pública. La primera, impulsada por la central obrera PIT-CNT y sectores del FA, proponía reducir la edad de jubilación y eliminar los fondos de pensiones privados, pero fracasó al obtener solo un 40% de apoyo, diez puntos menos que el mínimo necesario. La segunda enmienda, que buscaba autorizar redadas nocturnas de la policía, fue igualmente rechazada, reflejando una posible inclinación del electorado a mantener el statu quo en cuestiones de seguridad y derechos civiles.
Quien gane en Uruguay deberá enfrentarse a una composición legislativa dividida, lo que agrega complejidad a la implementación de reformas. Según las proyecciones, el FA posiblemente obtendrá 16 escaños en el Senado frente a los 14 de la coalición de derecha, y un Congreso en el que los bloques se reparten de forma estrecha (50 escaños para la derecha contra 48 de la izquierda en la Cámara de Diputados), el próximo gobierno necesitará negociar y forjar acuerdos con fuerzas políticas diversas, incluida la voz independiente del partido Identidad Soberana, cuyo líder Gustavo Salles ganó visibilidad con un discurso antisistema.
¿Cambia la dinámica en América Latina?
Por otra parte, la contienda electoral uruguaya también genera interés en América Latina debido a su potencial para impactar en las tendencias políticas de la región. La posibilidad de que el Frente Amplio (FA) recupere la presidencia podría fortalecer la presencia de gobiernos de izquierda en América Latina, en un contexto en el que parte de la región ya está gobernada por administraciones de corte progresistas.
Asimismo, el surgimiento de figuras políticas de derecha, como Javier Milei en Argentina, nos lleva a preguntarnos: ¿Podría introducir una narrativa de tensión ideológica en la región?. Milei, que llegó a la presidencia con una plataforma de ruptura con el “establishment” y un enfoque liberal en lo económico, puede transformar la relación de Argentina con sus vecinos, especialmente si el FA de Uruguay impulsa políticas de corte más progresista.
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Fuente: MercoPress