A finales de octubre de 2024, el viceministro de Defensa ruso, coronel general Aleksandr Fomin, viajó a Pakistán para fortalecer la cooperación con el ejército paquistaní. Durante la visita, se reunió con el jefe del Estado Mayor del Ejército, el general Syed Asim Munir. Según un comunicado de prensa, en la reunión discutieron el entorno de seguridad regional y temas de interés común, incluyendo la mejora de la colaboración en defensa y seguridad. Aunque el comunicado parece inofensivo, las recientes alianzas militares de Rusia y su apoyo a la guerra en Ucrania generan inquietud.
El 31 de octubre de 2024, el secretario de Estado Antony J. Blinken declaró en una conferencia de prensa que alrededor de 8.000 soldados norcoreanos estaban ubicados en Rusia, cerca de la frontera con Ucrania, y que Rusia planeaba desplegarlos en combate pronto. Blinken mencionó que se cree que Corea del Norte envió un total de 10.000 tropas a Rusia, inicialmente en bases de entrenamiento en el Lejano Oriente, donde recibieron instrucción en artillería, vehículos aéreos no tripulados y operaciones de infantería, incluyendo técnicas de limpieza de trincheras.
Según Blinken, el tipo de entrenamiento sugiere que Rusia pretende utilizar estas tropas en el frente de batalla. La mayoría de los soldados norcoreanos fueron enviados luego a la región de Kursk, cerca de Ucrania. “El Kremlin ha proporcionado a estas tropas [norcoreanas] uniformes y equipo rusos. Esto indica claramente que Rusia planea usarlas en el frente en su guerra contra Ucrania. No se equivoquen: si estas tropas norcoreanas participan en combates contra Ucrania, se convertirán en objetivos militares legítimos”, señaló Blinken.
El anuncio de que el ejército norcoreano podría intervenir en primera línea es un claro indicio de que Estados Unidos anticipa un despliegue significativo de tropas extranjeras en la guerra de Rusia en Ucrania. Se tiene poca información sobre el número exacto de tropas o combatientes extranjeros en el conflicto de Rusia en Ucrania. En febrero de 2024, medios reportaron que hasta 15.000 nepalíes se unieron como mercenarios al ejército ruso. Aunque el gobierno de Nepal ha cuestionado esas cifras, políticos nepalíes informaron haber sido contactados por familias de combatientes desaparecidos en el conflicto.
Al parecer, los combatientes fueron atraídos con beneficios como un salario mínimo de 2.000 dólares al mes y un proceso acelerado para obtener la ciudadanía rusa. De manera similar, ciudadanos indios habrían sido atraídos a Rusia para empleos en el sector servicios, solo para luego ser enviados al frente de combate.
Aunque algunos combatientes extranjeros pueden haber sido convencidos con promesas de empleo, buenos salarios y otros beneficios, su participación en el conflicto plantea serias preocupaciones que merecen atención. En última instancia, la guerra de Rusia en Ucrania constituye un crimen de agresión que implica numerosos crímenes de guerra, crímenes de lesa humanidad e incluso posibles elementos de genocidio, de acuerdo con el derecho internacional.
Los combatientes extranjeros en las hostilidades corren el riesgo de involucrarse en estos crímenes y quedar sujetos a investigaciones y procesos, incluso por parte de la Corte Penal Internacional (CPI), que sigue investigando los crímenes cometidos en Ucrania por las tropas rusas y ya ha emitido seis órdenes de arresto, con más por venir.
De igual manera, si el ejército paquistaní, que ha dado la bienvenida al viceministro de Defensa ruso Fomin para aumentar la cooperación militar, llegara a involucrarse directamente en el conflicto en Ucrania (por crímenes de guerra, crímenes de lesa humanidad o genocidio), podría ser objeto de investigación por la CPI, incluso sin ser Estado parte del Estatuto de Roma.
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Fuente: Forbes