La victoria en las elecciones del día de ayer por parte del expresidente Donald Trump refleja una nueva dinámica que busca enfrentar cara a cara a la agenda impuesta por los agentes de interés supranacionales, con el objetivo de transformar la manera en la que se hace política en los Estados Unidos.
El republicano venció ampliamente a la demócrata Kamala Harris en una elección que se esperaba ajustada según las encuestas, logrando triunfos en varios estados clave y una significativa ventaja en el voto popular.
Hoy los estadounidenses han demostrado que sus necesidades internas superan con creces la misión de “Destino Manifiesto” que el gigante norteamericano supo construir a lo largo de su historia, y Trump es reflejo de ello, habiendo cambiado la estructura del Partido Republicano a partir de 2016 y priorizando una agenda nacionalista que no parará hasta convertir a los Estados Unidos en “Grande Otra Vez”.
Lo que dejó la victoria de Donald Trump
Primeramente, la victoria del magnate inmobiliario proveniente de Nueva York, quien se encuentra en medio de un controversial y extenso proceso judicial, logró, según analistas, un rotundo freno de la agenda denominada “woke” impulsada por el Partido Demócrata, dando lugar a un retorno de los valores tradicionales y puritanos que caracterizaron históricamente a la sociedad estadounidense, enmarcados en el polémico “Project 2025”, su plataforma electoral.
También, y a pesar de sus permanentes declaraciones que lo han tildado de “racista” y “xenófobo”, es cierto que ha logrado un inusitado apoyo por parte de la comunidad latina, arrebatándole a los Demócratas una potencial base electoral y penetrando su discurso en los estratos menos pudientes de la sociedad americana, algo que se le había hecho esquivo en la última elección de 2020. Además, este logro tiene doble mérito, al haberse enfrentado en una contienda electoral con una mujer que embanderó su campaña en la importancia de sus orígenes étnicos.
Lo que viene a nivel internacional tras el triunfo de Trump
El retorno de Donald Trump a la Casa Blanca en enero de 2025, junto con un Senado y una Cámara de Representantes de mayoría republicana, ha generado inquietud entre los aliados internacionales, aunque algunos enemigos de Estados Unidos lo celebran. Mientras los aliados intentan mostrarse firmes, los adversarios no ocultan su satisfacción.
Su postura sobre Ucrania
Respecto a la guerra en Ucrania, es previsible que Trump busque presionar a Kiev y Moscú para alcanzar al menos un alto el fuego en las líneas actuales del frente, lo que podría conllevar un acuerdo que reconozca las ganancias territoriales de Rusia, incluida Crimea, anexada en 2014, y otros territorios ocupados tras la invasión de 2022.
Es probable también que Trump acepte las exigencias de Vladimir Putin para mantener a Ucrania fuera de la OTAN. La conocida postura crítica de Trump hacia la alianza podría traducirse en presión sobre los aliados europeos de Kiev y en una amenaza de abandonar la organización para lograr un acuerdo.
La situación en Medio Oriente
En el caso de Medio Oriente, Trump ha mostrado un fuerte apoyo a Israel y Arabia Saudita en el pasado y podría intensificar esta postura, endureciendo su política hacia Irán, lo cual coincide con las prioridades de Benjamin Netanyahu, primer ministro israelí.
Netanyahu parece decidido a debilitar a los aliados de Irán como Hamás, Hezbolá y los hutíes en Yemen, y limitar las capacidades de Irán. Tras destituir a su ministro de Defensa, Yoav Gallant, crítico de la ofensiva en Gaza, Netanyahu se ha preparado para continuar el conflicto y extender la ofensiva a Líbano o, en un escenario extremo, atacar a Irán si se produce otra agresión.
El triunfo de Trump podría alentar a Netanyahu a tomar estas acciones, lo que también fortalecería la posición de Trump frente a Putin, quien depende del respaldo iraní en su conflicto con Ucrania. Trump podría utilizar la posibilidad de contener a Netanyahu como herramienta de negociación para lograr un acuerdo con Putin sobre Ucrania.
La relación con Asia-Pacífico, en especial China, Taiwán y Corea del Norte
Acerca de China, aunque los cambios se proyectan en Ucrania y Medio Oriente, la relación con China es probable que se mantenga en gran parte como hasta ahora. Dado que las relaciones con China representan uno de los mayores desafíos estratégicos, es probable que Trump continúe las políticas adoptadas en su primer mandato y fortalecidas por la administración Biden.
En cuanto a la defensa de Taiwán y otros aliados en Asia como Filipinas, Corea del Sur o Japón, persiste la duda sobre el compromiso de Trump, quien ha sido ambiguo en cuanto a las garantías de seguridad de Estados Unidos. Sin embargo, como mostró su relación con Corea del Norte en su primer mandato, Trump a veces está dispuesto a arriesgar un conflicto cercano a la guerra, como ocurrió en 2017 en respuesta a una prueba norcoreana.
La naturaleza imprevisible de Pyongyang podría llevar a un nuevo roce con Trump, quien podría aceptar una Corea del Norte nuclear en el marco de un acuerdo mayor con Rusia, que ha afianzado su relación con el régimen de Kim Jong-un.
¿Y para la Argentina?
En el caso de la República Argentina, mediante un comunicado oficial, felicitó al pueblo estadounidense por llevar adelante un proceso electoral que calificó como “ejemplar”, subrayando la relevancia de esta jornada en el fortalecimiento de los valores democráticos. Asimismo, el Gobierno argentino extendió un saludo al presidente electo Donald Trump, calificando su triunfo como un evento significativo en la política de Estados Unidos y en las relaciones bilaterales.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Argentina, encargado de emitir esta declaración, remarcó el interés del gobierno de Buenos Aires en conservar y fortalecer las históricas relaciones entre ambos países. En el comunicado, Argentina reafirmó su compromiso de colaborar estrechamente en áreas de interés común para promover el bienestar y el progreso de ambas naciones.
La diplomacia argentina también manifestó su intención de consolidar una agenda común que aborde desafíos globales como el comercio, la seguridad y la estabilidad regional, pilares que han caracterizado el vínculo entre ambas naciones en años recientes. En este sentido, las autoridades destacaron la posibilidad de ampliar la cooperación en áreas estratégicas que beneficiarían tanto a Argentina como a la administración de Trump, buscando construir una agenda sólida de colaboración en torno a intereses compartidos.
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