El Servicio de Cambio Climático de Copernicus informó que 2024 será el año más cálido registrado, el primero en superar los 1,5ºC respecto a los niveles preindustriales (1850-1900). En este escenario comienza el lunes 11 de noviembre la COP29 en Bakú, Azerbaiyán, una sede discutida por las denuncias de violaciones contra los derechos humanos, que contrastan con las ambiciones y los desafíos ambientales, así como con el panorama internacional.

Financiación climática en el centro

El principal objetivo de esta COP es establecer un monto para la financiación climática como parte del Nuevo Objetivo Colectivo Cuantificado (NCQG, por sus siglas en inglés) del Acuerdo de París de 2015. En 2009, los países desarrollados acordaron destinar 100.000 millones de dólares anuales para 2020, con el fin de apoyar medidas de adaptación al cambio climático en los países en desarrollo, es decir, iniciativas para reducir o evitar daños y crear oportunidades para atender las demandas de las comunidades vulnerables.

Los países deben alcanzar un acuerdo de financiación para acelerar la acción climática y evitar que el aumento de la temperatura impacte negativamente en el bienestar de las personas, la economía y los ecosistemas. Por ejemplo, la financiación climática se destina a la transición energética, la protección y reforestación de los bosques, y los sistemas de alertas tempranas. El Acelerador de Innovación Climática del Fondo de Adaptación financia tecnologías innovadoras para la adaptación, como el Slamdam, un dispositivo inflable portátil utilizado en Kenia que actúa como una barrera temporal contra inundaciones y permite almacenar agua para su reutilización.

Hasta 2025, se espera que el NCQG amplíe su base, superando los 100.000 millones de dólares anuales comprometidos inicialmente. Para la COP30 en Belén, Brasil, el monto deberá estar negociado. El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) advierte sobre la brecha de financiación y estima que las necesidades para la adaptación deberían estar entre 215.000 y 387.000 millones de dólares anuales. Otras estimaciones, como las del Comité Permanente de Finanzas de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), indican que se necesitarían 6 billones de dólares anuales para implementar los planes de acción climática de los países en desarrollo para 2030.

Impacto de las elecciones en Estados Unidos

El triunfo de Donald Trump ha sido un golpe para activistas y organizaciones que veían en Estados Unidos un actor clave para liderar y movilizar la financiación climática en las negociaciones de la COP29. Ahora, quedan por delante cuatro años en los que la participación de Estados Unidos en el Acuerdo de París, la acción climática y la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero estarán influenciadas por la nueva administración y el peso de la industria de los combustibles fósiles.

Ausencias preocupantes

Con la victoria de Donald Trump, se esperaba que la acción climática y las negociaciones en la COP fueran lideradas por la Unión Europea. Sin embargo, la ausencia de varios líderes europeos plantea dudas sobre su postura y contribuciones en la COP29. Entre los ausentes se encuentran Emmanuel Macron, presidente de Francia; Olaf Scholz, canciller de Alemania; y Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea.

A nivel mundial, China, Estados Unidos y la Unión Europea son los mayores emisores de gases de efecto invernadero. No obstante, la COP29 no contará con la presencia de Joe Biden ni Xi Jinping. Tampoco asistirá Luiz Inácio Lula da Silva, quien enviará en su lugar al vicepresidente Geraldo Alckmin. Dada la próxima sede en Brasil y la importancia del Amazonas para el clima y la biodiversidad global, se esperaba una participación activa de Lula, quien no podrá asistir por razones de salud.

¿Qué esperar de Bakú?

Para los especialistas, la COP29 en Bakú es una conferencia clave para avanzar hacia un acuerdo de financiación climática exitoso, con vistas a la COP30 en Brasil, donde los países además presentarán sus planes de acción climática, las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC, por sus siglas en inglés). La COP29 podría convertirse en un punto de inflexión en las negociaciones climáticas. En un contexto crítico, en el que millones de personas esperan decisiones concretas, el multilateralismo parece ser la clave, aunque persisten interrogantes sobre la falta de consenso en la financiación, que podrían retrasar la toma de decisiones.

Te puede interesar: La situación de la DANA en Valencia pone de manifiesto la urgencia de los Sistemas de Alerta frente a fenómenos extremos

Dejá tu comentario