Con la elección de Donald Trump como próximo presidente de Estados Unidos, funcionarios de Taiwán confirmaron contactos iniciales para un acuerdo de compra de armamento por USD 15 mil millones. En esta propuesta, desde Taipei se estarían apuntando a adquirir destructores, sistemas de defensa antimisiles y cazas de última generación, como los F-35. La iniciativa subraya una estrategia que busca reforzar la defensa de la isla frente a China y afianzar la alianza con Washington en un contexto de crecientes tensiones en el Indo-Pacífico.
Diversas fuentes indican que la lista de adquisiciones incluye también destructores ya retirados de la clase Ticonderoga y fragatas Perry, además de sistemas de defensa aérea, como el Patriot, con un enfoque en disuasión ante un eventual conflicto. La intención de Taiwán con esta lista de compras no se limita a la adquisición de equipamiento militar; también representa una declaración estratégica de su voluntad de alinear su defensa nacional con las potencias de Occidente, especialmente con Estados Unidos.
La administración Trump, conocida por su postura favorable hacia Taiwán, ha otorgado un importante respaldo durante su primer mandato, lo que incluyó paquetes de asistencia militar valorados en USD 21 mil millones. Este respaldo, sumado a los esfuerzos de Taiwán por fortalecer sus relaciones diplomáticas y comerciales con países occidentales, subraya la importancia geopolítica de la isla y su relevancia en el tablero internacional de alianzas estratégicas en el Indo-Pacífico.
La iniciativa es vista como un movimiento clave para enfrentar la expansión de China, asegurando el apoyo estadounidense en un entorno cada vez más marcado por la rivalidad y la competencia de poder en la región.
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