El Ministerio de Defensa ruso informó sobre un ataque realizado por Ucrania con misiles ATACMS en una instalación militar ubicada en la región occidental de Briansk. Este hecho marca el primer uso confirmado de estos misiles por parte de Ucrania, tras la autorización limitada del gobierno de Joe Biden. Según los reportes, el ataque tuvo como objetivo un almacén de municiones en la ciudad de Karachev, a 115 kilómetros de la frontera ucraniana, donde se generaron importantes detonaciones. Sin embargo, las autoridades ucranianas mantuvieron reserva sobre el tipo de misiles utilizados, alegando que dicha información es confidencial. Por su parte, el Ministerio de Defensa ruso afirmó haber interceptado cinco misiles, sin reportar víctimas.
El uso de los ATACMS, misiles de largo alcance capaces de impactar objetivos estratégicos dentro del territorio ruso, representa un nuevo nivel de escalada en el conflicto. Para Kiev, su despliegue tiene el potencial de equilibrar las capacidades rusas al atacar infraestructuras críticas. Este desarrollo subraya el cambio en las estrategias de ambas partes, particularmente en un momento en que el apoyo internacional a Ucrania podría verse alterado con los posibles cambios políticos en Estados Unidos.
Putin redefine la doctrina nuclear rusa en respuesta a amenazas percibidas
Simultáneamente, el presidente ruso Vladímir Putin firmó un decreto que actualiza la doctrina nuclear de Rusia, introduciendo una cláusula que permite el uso de armas nucleares en respuesta a ataques convencionales que pongan en peligro la soberanía o integridad territorial rusa, incluso si dichos ataques son perpetrados por medios no nucleares, como drones. El documento también establece que Rusia considerará cualquier agresión de un estado no nuclear apoyado por una potencia nuclear como un ataque conjunto, justificando una respuesta nuclear. Esta medida refuerza el tono de advertencia hacia Occidente, en particular hacia los países que han proporcionado armamento avanzado a Ucrania.
Dmitri Peskov, portavoz del Kremlin, subrayó que estos cambios deben interpretarse como un mensaje directo a las potencias occidentales, indicando las consecuencias que podría traer su participación activa en el conflicto, incluso mediante apoyo indirecto a Ucrania. Desde el inicio de la invasión rusa en 2022, Moscú ha recurrido en repetidas ocasiones a amenazas nucleares, aunque hasta el momento no se han materializado.
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