El presidente chino, Xi Jinping, dejó claras cuatro “líneas rojas” al presidente estadounidense, Joe Biden, durante la reciente cumbre de la APEC en Lima, Perú. Según el informe de la agencia estatal Xinhua, Xi advirtió que estos temas no deben ser cuestionados ni cruzados, destacando que cualquier intento de contener a China está destinado al fracaso.

Xi identificó a Taiwán, los derechos democráticos y humanos, la preservación del sistema comunista chino y el derecho de China al desarrollo como sus principales preocupaciones. Si bien no especificó las consecuencias en caso de incumplimiento, enfatizó la importancia de evitar una nueva Guerra Fría, calificándola de “inaceptable e imprudente”.

Desde la perspectiva de Xi, las diferencias entre ambas naciones son inevitables, pero instó a evitar conflictos directos y a respetar los intereses fundamentales de cada país. Además, expresó su deseo de mantener una relación estable tras las elecciones presidenciales en Estados Unidos.

Postura de Biden: diálogo y estabilidad

En su declaración, la Casa Blanca no abordó directamente las demandas de Xi, pero describió la reunión como “franca y constructiva”. Biden reafirmó que Estados Unidos no busca cambiar el sistema chino ni iniciar una nueva Guerra Fría, aunque persisten tensiones en temas como Taiwán, comercio y seguridad tecnológica.

El presidente estadounidense también subrayó la necesidad de mantener lazos estables y evitar que las diferencias geopolíticas deriven en confrontaciones mayores.

A pesar de la intención declarada de Biden de no alterar el sistema comunista chino, Xi ha señalado reiteradamente su desconfianza hacia las políticas estadounidenses. Desde 2021, China exige garantías de que no se buscará desestabilizar su modelo político, mientras que acusa a Estados Unidos de intentar limitar su desarrollo mediante controles a la exportación de tecnología avanzada, incluidos microchips.

El tema de Taiwán sigue siendo una línea roja particularmente delicada. Beijing considera la independencia formal de la isla como un motivo probable para acciones militares. Además, las tensiones se han intensificado por las disputas en el Mar de China Meridional y las restricciones comerciales impuestas por Washington.

Se acordó sobre el control humano sobre armas nucleares y perspectivas a futuro

Uno de los pocos acuerdos alcanzados en la reunión fue el compromiso de ambas naciones de mantener el control humano sobre las decisiones relacionadas con el uso de armas nucleares. Aunque simbólico, este pacto busca reducir riesgos en un contexto de avances en inteligencia artificial aplicada al armamento. Sin embargo, carece de mecanismos de verificación mutua, dejando interrogantes sobre su efectividad.

Con la administración de Donald Trump próxima a asumir el poder, se desconoce si este enfoque de diálogo y estabilidad continuará. Trump adoptó una postura más confrontativa con China en su primer mandato, incluyendo una campaña encubierta para debilitar al régimen comunista.

La reunión también estuvo marcada por las acusaciones internas en Estados Unidos hacia Biden, relacionadas con supuestos vínculos financieros entre su familia y entidades chinas, lo que ha generado escepticismo sobre su postura hacia Beijing. A medida que las dos mayores potencias del mundo intentan gestionar sus diferencias, la relación sigue siendo compleja y está sujeta a tensiones económicas, políticas y de seguridad internacional.

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Fuente: The Washington Post

Redacción
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