Desde el inicio de su campaรฑa presidencial, Donald Trump dejรณ claro su objetivo de revertir lo que considera una polรญtica exterior dรฉbil de la administraciรณn Biden. Su estrategia, articulada bajo la doctrina reaganista de “Paz a travรฉs de la fuerza”, apuesta por el uso combinado del poder militar y econรณmico para influir en los conflictos globales. En el caso de la guerra en Ucrania, la clave parece estar en un recurso estratรฉgico: la energรญa.
El nรบcleo de este enfoque radica en atacar la mayor vulnerabilidad de Rusia: su dependencia del gas y el petrรณleo. Mike Waltz, el nominado para asesor de Seguridad Nacional, lo expresรณ al afirmar que “Rusia es bรกsicamente una gasolinera con armas nucleares”. La economรญa rusa depende enormemente de las exportaciones de hidrocarburos, lo que convierte a este sector en un blanco estratรฉgico para Estados Unidos. Segรบn Waltz, inundar los mercados globales con petrรณleo y gas estadounidense no solo reducirรญa los precios internacionales de la energรญa, sino que tambiรฉn golpearรญa de forma crรญtica los ingresos de Rusia, debilitando su capacidad para financiar la guerra en Ucrania.
Este enfoque tambiรฉn busca abordar problemas internos en Estados Unidos. Waltz destaca que “al reducir los precios globales de la energรญa, podrรญamos resolver nuestra propia crisis inflacionaria mientras debilitamos la economรญa de Putin y su mรกquina de guerra”. Simultรกneamente, esta estrategia reforzarรญa a los aliados europeos al reducir su dependencia de los hidrocarburos rusos, fortaleciendo el frente occidental contra Moscรบ.
Trump es especialmente crรญtico con las polรญticas energรฉticas de la administraciรณn Biden, calificรกndolas como un error estratรฉgico. Decisiones como el cierre del oleoducto Keystone XL y las restricciones a las exportaciones de gas natural licuado (LNG) limitan, segรบn Waltz, la capacidad de Estados Unidos para competir eficazmente en los mercados internacionales. Estas medidas, argumenta el equipo de Trump, no solo frenan el potencial energรฉtico estadounidense, sino que tambiรฉn permiten que Rusia mantenga un flujo constante de ingresos a pesar de las sanciones internacionales.
Para revertir esta situaciรณn, Trump promete desde el primer dรญa de su nuevo gobierno aprobar nuevas perforaciones, ampliar el fracking y construir infraestructura energรฉtica clave como oleoductos y refinerรญas. En palabras del propio Trump, “Aprobaremos nuevas perforaciones, nuevos oleoductos, nuevas refinerรญas, y reduciremos la burocracia que frena a nuestra industria”. El enfoque busca reposicionar a Estados Unidos como el principal actor energรฉtico en el escenario global.
En este sentido, la elecciรณn de Chris Wright como secretario de Energรญa es una pieza clave de este pensamiento. Wright, reconocido por su papel en la revoluciรณn del fracking, es un defensor ferviente de los combustibles fรณsiles como motores del desarrollo econรณmico y herramientas de influencia geopolรญtica. Bajo su liderazgo, se espera que el Departamento de Energรญa no solo fomente la expansiรณn de la producciรณn de petrรณleo y gas, sino que tambiรฉn facilite exportaciones como las de gas natural licuado, para garantizar la competitividad de Estados Unidos en los mercados internacionales.
Wright ha criticado las polรญticas ambientales que limitan la producciรณn de hidrocarburos, argumentando que “las restricciones solo fortalecen a adversarios como Rusia e Irรกn”. Su designaciรณn refuerza la idea de que la administraciรณn Trump priorizarรก una expansiรณn masiva de la producciรณn energรฉtica estadounidense, consolidando su influencia en el mercado global.
Mรกs allรก de su impacto econรณmico, la estrategia de Trump busca utilizar la energรญa como una herramienta de negociaciรณn en el conflicto ucraniano. Al reducir drรกsticamente los ingresos energรฉticos de Moscรบ, su objetivo es debilitar a Rusia hasta un punto en el que sea mรกs probable que acceda a negociaciones bajo tรฉrminos favorables para Occidente. Esta presiรณn econรณmica tambiรฉn se complementa con el fortalecimiento de los aliados europeos, que dependerรญan menos de los hidrocarburos rusos y ganarรญan mayor estabilidad frente a las amenazas de Putin.
Sin embargo, este ambicioso plan enfrenta desafรญos algunas dificultades. La expansiรณn de la producciรณn energรฉtica requiere tiempo, recursos considerables y la superaciรณn de barreras regulatorias y ambientales. Ademรกs, incluso si Estados Unidos logra inundar los mercados globales con petrรณleo y gas, no hay garantรญas de que Vladimir Putin acceda a negociar en condiciones favorables. La historia reciente sugiere que Rusia, bajo presiรณn econรณmica, podrรญa optar por intensificar sus esfuerzos bรฉlicos en lugar de retroceder.
De esta forma, la visiรณn de Trump, sintetizada en su eslogan “Drill, baby, drill”, no es solo una polรญtica energรฉtica, sino un eje central de su estrategia geopolรญtica. Su enfoque busca redefinir el papel de Estados Unidos en el conflicto ucraniano, pasando de ser un proveedor de armas a un actor que utiliza su poder econรณmico y energรฉtico para moldear el equilibrio de poder global.
No obstante, este enfoque plantea preguntas importantes: ยฟCuรกnto tiempo tomarรก implementar estas medidas? ยฟPodrรก Estados Unidos mantener el apoyo de sus aliados mientras redefine su estrategia? Y, lo mรกs relevante, ยฟcรณmo responderรก Putin a esta presiรณn econรณmica y polรญtica?
Si bien “Drill, baby, drill” es un eslogan provocador, representa una apuesta ambiciosa que combina los intereses econรณmicos de Estados Unidos con su papel como lรญder en la seguridad internacional. Trump no solo promete terminar la guerra en Ucrania; busca hacerlo consolidando el liderazgo energรฉtico y geopolรญtico de Estados Unidos en el mundo.
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