La guerra civil siria, que lleva más de una década, ha alcanzado un nuevo punto de inflexión tras el avance de los grupos armados opositores al régimen de Bashar al-Assad. Según fuentes locales, estas fuerzas lograron entrar al centro de Alepo, la segunda ciudad más grande del país, tras romper las líneas de defensa del régimen en varias localidades estratégicas de la zona rural occidental de la provincia.

Este avance sucede días después de que los opositores tomaran el control de Saraqib, un enclave clave en la provincia de Idlib por su posición estratégica en la intersección de las autopistas M4 y M5. Estas carreteras conectan importantes regiones de Siria, lo que convierte a Saraqib en un punto de acceso crucial tanto para el comercio como para las operaciones militares.

En una ofensiva que abarcó tres días, los grupos opositores capturaron aproximadamente 550 kilómetros cuadrados de territorio entre las provincias de Alepo e Idlib. Este control incluye 70 asentamientos y posiciones estratégicas, como el Centro de Investigación Científica en Alepo, una instalación que, según informes, era utilizada para producir armas de uso militar por el régimen de Assad. Fuente: Omar Albam/Copyright 2024 The AP.

La intensidad de los combates ha llevado al desplazamiento masivo de la población. Cerca de 10.000 civiles han huido hacia zonas rurales de Idlib en busca de refugio, agravando aún más la crisis humanitaria en el país. Mientras tanto, los enfrentamientos continúan en los suburbios de Alepo, lo que ha provocado que numerosos leales al régimen huyan hacia Damasco.

Respuesta del régimen y la intervención rusa a un conflicto que no cesa

En respuesta al avance opositor, las fuerzas del régimen llevaron a cabo ataques con armas tierra-tierra dirigidos a áreas civiles. Uno de estos ataques, en una residencia universitaria afiliada a la Universidad de Alepo, dejó un saldo de cuatro estudiantes muertos y dos heridos.

Por su parte, Rusia, uno de los principales aliados del régimen sirio, intensificó su apoyo con ataques aéreos. Un bombardeo en la ciudad de Mare, al norte de Siria, tuvo como objetivo un cuartel general de la oposición, causando daños materiales pero sin dejar víctimas reportadas.

Estos desarrollos reflejan una escalada de violencia en un conflicto que parecía haberse estabilizado en años recientes. El avance opositor no solo pone en jaque al régimen de Assad, sino que también reconfigura la dinámica en la región. La toma de Alepo y Saraqib es un golpe significativo para las fuerzas del gobierno, que además han perdido armas pesadas, depósitos militares y numerosos soldados capturados.

En medio de esta nueva fase del conflicto, las perspectivas de una solución política se ven cada vez más lejanas, mientras Siria sigue siendo escenario de uno de los enfrentamientos más complejos y prolongados del siglo XXI.

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Fuente: AA

Redacción
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