El coronel Alistair Carns, ministro de veteranos del Reino Unido, advirtió sobre las limitaciones del Ejército británico en caso de un conflicto a gran escala. En una reciente conferencia en Whitehall, Carns afirmó que “en una guerra de escala como la de Ucrania, el Ejército británico se agotaría en un plazo de seis meses a un año”, destacando la necesidad de reforzar las capacidades de movilización y reservas.
El Ejército británico, que actualmente cuenta con 71.347 soldados activos, redujo su tamaño a niveles no vistos desde la era napoleónica. A esto se suma una crisis de reclutamiento que dificulta revertir esta tendencia, lo que generó preocupación entre los aliados de la OTAN. Según comentarios privados revelados por The Times, Estados Unidos, por ejemplo, señaló que estas cifras son insuficientes para enfrentar las demandas de defensa que el contexto actual exige.
En este sentido, Carns destacó que Rusia, con bajas diarias de aproximadamente 1.500 soldados en Ucrania, demostró ser capaz de movilizar nuevos efectivos y mantener su poder de combate. Por el contrario, el Reino Unido necesita generar “profundidad y masa rápidamente en caso de una crisis”, dependiendo de un sistema de reservas que – según el general Sir Jim Hockenhull – debe ser repensado debido a su complejidad actual.
Presión al Gobierno británico para aumentar el presupuesto de defensa
Además, el general Sir James Everard, excomandante de la OTAN en Europa, advirtió que Rusia podría considerar atacar a la Alianza Atlántica antes de 2027, momento en el que se espera que la OTAN fortalezca sus defensas. Everard resaltó que los ejércitos pequeños tienden a ser “diezmados en las primeras etapas de un conflicto”, insistiendo en la necesidad de un enfoque más estratégico para asegurar la capacidad de combate sostenido.
La situación también impulso un renovado llamado a incrementar los presupuestos de defensa. En una reunión en Bruselas, David Lammy, ministro de Asuntos Exteriores del Reino Unido, instó a los países de la OTAN a alcanzar el objetivo del 2,5 % del PIB en gasto militar, señalando la influencia de Rusia en conflictos globales, desde Medio Oriente hasta África, como una amenaza significativa para la seguridad mundial.
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