Se develaron los detalles del controversial plan de paz que Donald Trump y sus asesores están desarrollando para poner fin a la guerra entre Rusia y Ucrania. La propuesta, que marca un giro significativo en la política exterior estadounidense, contempla concesiones territoriales significativas a Rusia y el abandono definitivo de las aspiraciones ucranianas de incorporarse a la OTAN.
El plan, que surge de las deliberaciones de tres asesores clave del expresidente, incluyendo al teniente general retirado Keith Kellogg -designado como enviado especial para Rusia-Ucrania-, propone una estrategia de negociación basada en incentivos y presiones tanto para Moscú como para Kiev. La iniciativa contempla la suspensión de la ayuda militar a Ucrania si se resiste a negociar, pero promete incrementarla si es Rusia quien rechaza el diálogo.
La promesa de las 24 horas y sus desafíos
Durante su campaña electoral, Trump ha reiterado su promesa de resolver el conflicto en las primeras 24 horas de su eventual mandato. Sin embargo, analistas y exfuncionarios de seguridad nacional cuestionan la viabilidad de esta promesa, considerando la complejidad del conflicto que ya se extiende por casi tres años.
Sebastian Gorka, uno de los viceconsejeros de seguridad nacional entrantes de Trump, reveló en una entrevista con Times Radio que Trump planea presionar a Putin mediante la amenaza de envíos de armamento sin precedentes a Ucrania si se niega a negociar, evidenciando una estrategia de presión directa sobre el Kremlin.
El contexto territorial actual
El panorama territorial actual resulta crucial para comprender las implicaciones del plan. Rusia mantiene el control total de Crimea desde su anexión unilateral en 2014, además de dominar aproximadamente el 80% del Donbás -que incluye las regiones de Donetsk y Luhansk-, más del 70% de Zaporizhzhia y Kherson, y porciones menores de las regiones de Mykolaiv y Kharkiv.
Las propuestas en consideración incluyen tres variantes principales:
- Plan Kellogg-Fleitz: Elaborada por el teniente general Keith Kellogg junto al exfuncionario del Consejo de Seguridad Nacional Fred Fleitz, propone congelar las actuales líneas de batalla y condicionar la ayuda militar estadounidense a la participación en negociaciones de paz.
- Propuesta Vance: Presentada por el vicepresidente electo JD Vance, sugiere establecer una zona desmilitarizada fortificada en las líneas del frente actual, negando explícitamente el ingreso de Kiev a la OTAN.
- Iniciativa Grenell: Impulsada por Richard Grenell, ex jefe de inteligencia interino de Trump, plantea la creación de “zonas autónomas” en el este de Ucrania y cuestiona los beneficios para Estados Unidos del ingreso de Ucrania a la OTAN.
La posición de Zelenski y las perspectivas de negociación
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, quien enfrenta desafíos críticos como la escasez de personal militar y pérdidas territoriales progresivas, ha mostrado una apertura cautelosa hacia las negociaciones. Esta semana, en un movimiento diplomático significativo, su gobierno envió una carta formal a los ministros de Asuntos Exteriores de la OTAN, instando a cursar una invitación de adhesión, lo que evidencia la persistencia de Kiev en sus aspiraciones de integrar la alianza atlántica.
Vladímir Putin podría mostrarse reticente a las negociaciones, según señalan analistas y exfuncionarios estadounidenses. El líder ruso, que mantiene una posición de ventaja estratégica, condiciona cualquier tregua a que Ucrania abandone sus aspiraciones de integrar la OTAN y ceda formalmente las cuatro provincias que Rusia reclama como propias, demandas que Kiev ha rechazado consistentemente.
Eugene Rumer, ex analista de inteligencia estadounidense especializado en Rusia y actual investigador del Carnegie Endowment for International Peace, advierte sobre las limitaciones del plan: “Putin no tiene prisa. Probablemente, esperará, tomará más terreno y evaluará qué concesiones puede obtener de Trump para sentarse a negociar”.
Desafíos internos y presión internacional
La implementación del plan enfrenta además desafíos significativos en el frente interno estadounidense. Algunos aliados cercanos a Trump en el Congreso se oponen a cualquier ayuda militar adicional para Ucrania, lo que podría limitar la capacidad de negociación de la futura administración.
En el ámbito internacional, varios aliados europeos han expresado su disposición a incrementar el apoyo a Kiev, mientras que la administración Biden continúa su programa de envío de armamento. Esta división en la postura occidental podría complicar la implementación de cualquier plan de paz unilateral por parte de Estados Unidos.
El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, ha mantenido una postura cautelosa, señalando que “no es posible comentar declaraciones individuales sin tener una idea del plan en su conjunto”, mientras que la oficina de Trump sostiene que el expresidente “hará lo que sea necesario para restaurar la paz y reconstruir la fuerza y la disuasión estadounidense en el escenario mundial.”
Te puede interesar: Europa fortalece sus capacidades militares y civiles ante el riesgo de una posible Tercera Guerra Mundial tras las amenazas de Rusia