Recientemente, los presidentes de Lituania, Letonia y Estonia se reunieron en Klaipėda para discutir temas prioritarios relacionados con la seguridad regional, el apoyo a Ucrania, la independencia energética y proyectos conjuntos de infraestructura. En el encuentro, el presidente lituano, Gitanas Nausėda, subrayó la importancia de establecer un objetivo común de gasto en defensa equivalente al 3% del PIB, una propuesta que los países bálticos buscarán respaldar durante la próxima cumbre de la OTAN en La Haya. Este compromiso pretende fortalecer la capacidad de disuasión y garantizar la protección del flanco oriental de la Alianza, en un momento de crecientes tensiones con Rusia.
En este sentido, el mandatario lituano alertó sobre el incremento de las operaciones cinéticas y los actos de sabotaje llevados a cabo por Rusia en territorios de la OTAN, destacando la necesidad de una respuesta firme y coordinada tanto a nivel de la Unión Europea como de la Alianza Atlántica. “Necesitamos detener la campaña de sabotaje de Rusia en Europa”, afirmó Nausėda, enfatizando la importancia de proteger la infraestructura crítica de la región.
En paralelo, el apoyo a Ucrania continúa siendo un eje central de las políticas de los países bálticos. Lituania, como ejemplo de liderazgo en este esfuerzo, ha comprometido el 0,25% de su PIB anual al respaldo militar de Ucrania, subrayando que esta contribución es fundamental para la seguridad europea en su conjunto. Según Nausėda, la movilización de aliados para brindar apoyo a Ucrania refuerza tanto la posición estratégica de los países bálticos como los valores democráticos que comparten.
Los países bálticos enfrentan también desafíos complejos
La independencia energética fue otro tema destacado durante la reunión. Los países bálticos avanzan hacia la sincronización de sus redes eléctricas con las de Europa continental, un paso decisivo que se concretará en febrero de 2025. Este proyecto busca reducir la dependencia de Rusia y aumentar la resiliencia de la región ante posibles amenazas híbridas.
Pero pese al entusiasmo, analistas sostienen que este objetivo común de incrementar el gasto en defensa, propuesto para alcanzar el 3% del PIB, plantea importantes desafíos internos. La concreción de estos objetivos requerirá ajustes presupuestarios y un consenso político dentro de cada nación, en un contexto económico global ya afectado por la inflación y la incertidumbre.
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