A pesar de las sanciones y el aislamiento en el ámbito internacional, Rusia ha mostrado una notable habilidad para mantener una campaña militar prolongada, evidenciando su transición hacia un estado de guerra permanente. Debido a esto, el aumento del poder militar ruso ha redefinido la seguridad de Europa, en donde aún no se percibe plenamente el alcance del potencial de Rusia para generar conflictos futuros.
El creciente poder militar ruso
Aunque las fuerzas armadas rusas no estaban ni preparadas ni equipadas de forma adecuada al iniciar su ofensiva a gran escala contra Ucrania en febrero de 2022, la situación ha cambiado significativamente casi tres años después. El ejército ruso, ahora con experiencia adquirida en combate, ha evolucionado hacia una fuerza más organizada y adaptativa. “El ejército ruso … se ha convertido en una organización de aprendizaje que poco se parece a la fuerza caótica que invadió Ucrania hace dos años”, afirmó el general Christopher Cavoli en su testimonio ante el Comité de Servicios Armados de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos.
Si bien la tecnología militar rusa no está al nivel de los sistemas avanzados utilizados por Estados Unidos y algunos países europeos, Moscú ha compensado esta desventaja incrementando notablemente la producción. Las fábricas operan las 24 horas, fabricando tanques, artillería, drones y municiones a un ritmo que no se veía desde el auge de la Guerra Fría.
Las tropas rusas, muchas veces reclutadas bajo coerción o mediante incentivos económicos, carecen en su mayoría de motivación y formación profesional. Sin embargo, los mandos militares han aprendido a optimizar el uso de estas fuerzas, desplegándolas con relativa eficacia pese a las limitaciones.
Esta capacidad se ha traducido en logros destacados en el campo de batalla: la derrota de la contraofensiva ucraniana de 2023, la captura de Avdiivka en febrero de 2024, la reducción de la cabeza de puente sobre el Dniéper en Jersón y la ofensiva en curso en el Donbás durante el verano de 2024, según un informe reciente del Instituto de Kiel para la Economía Mundial.
Las amenazas de escalada nuclear y la preparación insuficiente de Europa
La habilidad de Putin para avanzar lentamente pero de forma constante en Ucrania ha puesto en evidencia un modelo renovado de intervención militar: una guerra convencional respaldada por la amenaza latente de escalada nuclear. Según un análisis de la plataforma independiente Re: Russia, esta estrategia eleva considerablemente la posibilidad de que se repita un escenario similar en otro lugar, incluso en territorio europeo.
Aunque se ha debatido ampliamente sobre la aparente reticencia de Putin a cruzar ciertas “líneas rojas” autoimpuestas y sus frecuentes amenazas de uso nuclear, estas advertencias, reales o no, han tenido éxito en disuadir a Occidente de incrementar sustancialmente su apoyo a Ucrania. Según el historiador británico-estadounidense Niall Ferguson, Occidente se ha dejado intimidar por la postura nuclear de Moscú.
Los países europeos enfrentan una especial vulnerabilidad en este contexto geopolítico, marcada por el legado del “dividendo de paz” posterior a la Segunda Guerra Mundial. Las políticas de gasto en defensa y el complejo militar-industrial europeo aún reflejan una era en la que un conflicto de gran escala parecía improbable. Sin embargo, con la guerra activa en Ucrania, esta mentalidad resulta cada vez más desfasada.
Aumento del gasto militar ruso presiona a Occidente
El presupuesto militar de Rusia sigue aumentando. “Basándome en patrones estacionales de los últimos años, espero que el gasto en defensa sea de 4,3 billones de rublos en el último trimestre, lo que llevará a un total de 11,5 billones de rublos en 2024 (109.000 millones de dólares)”, escribe el economista Janis Kluge, del Instituto Alemán de Asuntos Internacionales y de Seguridad (SWP Berlín), en un informe reciente.
“En los últimos documentos presupuestarios, el PIB en 2024 se estima en 195,8 billones de rublos (1,9 billones de dólares). Esto significaría un 5,9% del PIB para gasto en defensa y un 7-8% para gasto militar”. Para 2025, Putin ha asignado recientemente aproximadamente el 32,5% del presupuesto federal (equivalente a 13,5 billones de rublos, o 128.000 millones de dólares) a la defensa nacional, frente al 28,3% reportado para 2024.
Europa podría enfrentar mayor presión para adaptarse, especialmente ante la posibilidad del regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos. Independientemente de las acciones específicas que tome, resulta claro que una dependencia total de Estados Unidos para garantizar la seguridad ya no es sostenible. La Unión Europea tendrá que fortalecer rápidamente sus capacidades militares si desea enfrentarse con firmeza a una Rusia resurgente tras el final del conflicto en Ucrania.
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