La prolongada guerra civil en Siria, que ha devastado al país durante más de una década, parece estar entrando en una nueva etapa crítica. Informes recientes sugieren que la coalición rebelde tomó la capital del país, Damasco, dando por caído el régimen de Bashar al Assad. El posible fin del gobierno de Assad reconfiguraría tanto el panorama interno sirio como las dinámicas geopolíticas de la región.
Los actores clave en el conflicto
Hayat Tahrir al Sham (HTS):
HTS es uno de los grupos más destacados dentro de la coalición rebelde. Bajo el liderazgo de Abu Mohammad al-Jolani, este grupo surgió en 2017 tras la escisión de Jabhat al-Nusra, una antigua filial de Al Qaeda en Siria. A pesar de los esfuerzos de Jolani por distanciar a HTS de su pasado extremista, la organización sigue siendo designada como grupo terrorista por Estados Unidos y otros países. La recompensa de 10 millones de dólares ofrecida por Jolani subraya la influencia y el peso de este líder en el conflicto.
El Ejército Nacional Sirio (SNA):
Apoyado por Turquía, el SNA agrupa diversas facciones con objetivos distintos pero unificados en su oposición al régimen de Assad. Entre sus divisiones más relevantes se encuentra el Frente de Liberación Nacional, que busca derrocar al gobierno y establecer un Estado islámico regido por la sharia. Las operaciones recientes del SNA han llevado al control de áreas estratégicas en el norte de Siria, aunque enfrentan desafíos por su fragmentación interna y conflictos con las fuerzas kurdas en la región.
Las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS):
Aunque no forman parte directa de la coalición rebelde, las FDS, lideradas por combatientes kurdos de las Unidades de Protección del Pueblo (YPG), han jugado un rol significativo en el conflicto. Turquía, sin embargo, considera a las YPG una organización terrorista, complicando aún más la dinámica en el norte de Siria.
La resistencia drusa en el sur:
En el sur del país, combatientes de la minoría drusa también han tomado un rol activo. En provincias como as-Suwayda y Daraa, los drusos han intensificado la resistencia, logrando avances que podrían ser determinantes en las próximas semanas.
El fin del régimen de Bashar al Assad, de confirmarse, abriría un capítulo incierto en Siria. La fragmentación de la coalición rebelde, que incluye grupos con ideologías y agendas diversas, podría dificultar la formación de un gobierno de transición. Además, la reconstrucción del país requerirá un esfuerzo internacional coordinado, en el que potencias como Turquía, Irán, Rusia y Estados Unidos jugarán roles fundamentales.
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