El megaproyecto Arctic LNG 2, clave para la estrategia energética de Rusia en el Ártico, enfrenta un estancamiento casi total debido al impacto de las sanciones internacionales impuestas por Estados Unidos y la Unión Europea. Estas restricciones han generado una disminución drástica en la demanda de gas ruso, complicando la viabilidad del proyecto y afectando significativamente los planes energéticos del Kremlin.

Un golpe estratégico al Arctic LNG 2

El proyecto Arctic LNG 2, desarrollado por Novatek, la segunda mayor compañía de gas de Rusia, tenía como objetivo procesar y exportar gas desde los campos Salmanovskoye y Geofizicheskoye en Siberia occidental. La planta debía producir hasta 20 millones de toneladas de gas licuado al año y transportarlo hacia Asia utilizando rutas marítimas del Ártico mediante buques rompehielos especializados. Sin embargo, las sanciones occidentales han frenado este ambicioso plan, dejando a una de las instalaciones clave del proyecto, el astillero de Belokamenka, prácticamente desierta.

Con una inversión multimillonaria y diseñada para emplear a 15.000 trabajadores, la planta de Belokamenka construyó dos de las tres plataformas planificadas, las cuales fueron trasladadas al Golfo de Ob. Ninguna está en producción, y la construcción de la tercera plataforma parece poco probable, dejando el sitio inutilizado y sin perspectivas claras de reactivación.

Efectos colaterales de las sanciones

Las restricciones impuestas por el Tesoro de los Estados Unidos y la Unión Europea no solo han paralizado la construcción de nuevas plataformas, sino que también han provocado un déficit de los buques rompehielos necesarios para transportar gas licuado. Muchos astilleros globales han evitado colaborar con Novatek para evitar sanciones, lo que ha obligado a Rusia a depender exclusivamente del astillero Zvezda, en Vladivostok, que enfrenta dificultades para fabricar embarcaciones de alta complejidad.

Impacto global y perspectivas futuras

El fracaso del Arctic LNG 2 representa un revés estratégico para Vladímir Putin, quien buscaba consolidar a Rusia como un líder en el mercado global de gas licuado. Según Vitaly Yermakov, analista del Oxford Institute of Energy Studies, las sanciones han sido especialmente eficaces en el sector energético ruso. Por su parte, Ashley Kelty, analista de petróleo y gas de Panmure Gordon, aseguró que este estancamiento no afectará significativamente a Europa, ya que sus principales proveedores de gas licuado son Qatar y Estados Unidos.

De cara al futuro, se espera que Estados Unidos aumente aún más su capacidad de exportación de gas licuado gracias a la eliminación de restricciones en nuevos proyectos bajo la administración Trump. Mientras tanto, Rusia enfrenta una encrucijada energética con implicaciones económicas y geopolíticas de largo alcance.

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Fuentes: Barents Observer, Arctic Observer, Oxford Institute of Energy Studies, Panmure Gordon.

Redacción
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