Tras el colapso del gobierno de Siria de Bashar Assad, las actividades militares y comerciales en el puerto de Tartus, una base clave para Rusia desde 1971, se han detenido por completo. Imágenes satelitales recientes muestran un puerto desierto, sin la habitual presencia de buques rusos que lo caracterizó durante décadas.
Retirada de buques rusos
Antes del derrocamiento de Assad, Tartus albergaba una flota significativa: cinco buques de guerra rusos y un submarino estaban atracados en el puerto. Sin embargo, las imágenes capturadas el martes 10 de diciembre revelaron que estas embarcaciones han partido. A pesar de esto, dos fragatas rusas permanecen frente a la costa siria, aunque sus movimientos futuros son inciertos. Los buques sirios de menor tamaño continúan atracados en Tartus, pero su actividad es limitada.
Importancia histórica y estratégica de Tartus
El puerto de Tartus ha sido una pieza clave para la estrategia militar rusa desde 1971. Aunque su uso disminuyó tras la caída de la Unión Soviética, en 2012 Moscú revitalizó su presencia en la región. Esto culminó en su consolidación como una de las bases navales extranjeras más importantes de Rusia.
Antes de la guerra en Ucrania, el aumento de la actividad militar en Tartus era visto como un mensaje de disuasión para los países de la OTAN. Sin embargo, la reciente inactividad en el puerto plantea interrogantes sobre el futuro de esta base tras el cambio de poder en Siria.
Parálisis comercial
La actividad comercial también se ha detenido en Tartus. Los datos de rastreo de buques muestran que desde el lunes 9 de diciembre, ningún barco ha entrado o salido del puerto. Dos buques cerealeros que se dirigían a Tartus cambiaron de rumbo y ahora se encuentran detenidos cerca de Chipre. Además, un petrolero iraní cargado con 750.000 barriles de crudo dio media vuelta en el Mar Rojo tras la destitución de Assad.
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