En una sesión cargada de tensiones, el Parlamento de Corea del Sur aprobó el pasado sábado la destitución del presidente Yoon Suk Yeol, puntualmente por su declaración de la ley marcial. Mientras el primer ministro Han Duck Sook asume temporalmente las funciones presidenciales, el futuro del país queda en manos del Tribunal Constitucional. 

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Es menester recordar que, hace aproximadamente dos semanas, el presidente surcoreano impuso la ley marcial por observar una “amenaza inminente” a la seguridad nacional, comandada por la oposición “en favor de Corea del Norte”. A partir de ese momento, el Ejército irrumpió en la Asamblea Nacional y en la Comisión Electoral Central. Aunque sus intenciones fueron claras, los funcionarios y la población salieron a las calles, evitando un desenlace peor. 

Posteriormente, el ministro de Defensa y varios generales de las fuerzas especiales fueron detenidos. Sin embargo, las manifestaciones en las calles de Corea del Sur continuaron, donde la población, comprometida con su democracia, exigía la destitución del presidente que no supo respetar las leyes del país. 

Las implicancias de la destitución 

Sin dudas, desplazar a Yoon Suk Yeol marca un punto crítico en la actualidad del país. Pero en primer lugar, es crucial entender la votación en el Parlamento: con un quórum completo de 300 diputados presentes, se optó por continuar con la destitución del presidente. 

No obstante, queda por ratificar la resolución del Tribunal Constitucional, que evalúa la moción por autogolpe. Esta decisión no solo puede tardar hasta seis meses, sino que también precisa el respaldo de seis de sus nueve jueces. Actualmente, solo operan seis magistrados, por lo que el fallo debe ser unánime para destituir completamente a Yoon Suk Yeol. En caso de confirmarse, la destitución de Yoon será la tercera en la historia del país.

Créditos: Philip FONG / AFP

Su figura se encuentra desmoronándose de a poco, perdiendo los apoyos incondicionales del principio: grupos vinculados a iglesias evangélicas y asociaciones de veteranos anticomunistas. Expandiendo este punto, se trata de los mismos grupos que llevaron a Bolsonaro y a Trump al poder en sus respectivos países. 

Todo Occidente se encuentra prestando atención al desenlace de la situación en Corea del Sur, principalmente sus aliados de Japón y Estados Unidos. A nivel interno, el Partido Demócrata podría beneficiarse, ya que su líder Lee Jae Myung perdió por un estrecho margen las elecciones de 2022. En una futura elección, hasta podría utilizar esta situación a su favor, capitalizando el descontento de la población y las divisiones en el actual oficialismo. 

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Redacción
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