La OTAN ha asumido la coordinación de la asistencia militar a Ucrania, reemplazando el rol que Estados Unidos había mantenido hasta ahora, según informó una fuente este martes. La decisión refuerza el papel de la alianza en el conflicto, pero no compromete el despliegue directo de sus tropas en el frente.

La nueva misión, denominada Asistencia y Entrenamiento de Seguridad de la OTAN para Ucrania (NSATU), se encuentra en funcionamiento desde la base Clay Barracks en Wiesbaden, Alemania.

Un cambio estratégico en medio de incertidumbres políticas

La transferencia de la coordinación militar a la OTAN se produce en un contexto marcado por el posible regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos en enero. Trump, crítico de la magnitud de la ayuda estadounidense a Ucrania y de la OTAN misma, ha planteado preocupaciones entre los aliados europeos sobre la continuidad del apoyo militar a Kiev.

Durante su campaña, Trump ha insistido en que los miembros de la OTAN deben aumentar sus gastos en defensa al 3% del PIB, por encima del objetivo actual del 2%. Además, ha manifestado su deseo de “poner fin rápidamente” a la guerra en Ucrania, aunque sin especificar las condiciones.

Diplomáticos y analistas sostienen que la decisión de entregar el mando a la OTAN busca asegurar una estructura más estable de apoyo, que sea menos vulnerable a los cambios políticos en Washington. Sin embargo, el dominio militar de Estados Unidos dentro de la alianza significa que una posible reducción de su ayuda tendría un impacto significativo, independientemente de quién lidere la coordinación.

La NSATU, además del personal en Wiesbaden, cuenta con alrededor de 700 efectivos distribuidos entre el cuartel general de la OTAN (SHAPE) en Bélgica y centros logísticos en Polonia y Rumanía. Esta estructura permitirá a la alianza fortalecer la logística y el entrenamiento sin entrar directamente en el conflicto.

Rusia y el riesgo de escalada

La respuesta de Rusia a la creciente participación de la OTAN ha sido crítica. El Kremlin ha advertido en reiteradas ocasiones que el aumento del apoyo militar occidental a Ucrania incrementa el riesgo de una expansión del conflicto. Moscú ha condenado tanto la coordinación de suministros como la participación en entrenamientos, argumentando que se trata de una amenaza directa a su seguridad.

Con la OTAN ahora a cargo, los aliados europeos se preparan para una etapa donde la estabilidad del respaldo a Ucrania podría depender más de Europa que de Washington.

Mientras tanto, la administración saliente en Estados Unidos continúa acelerando la entrega de armas a Ucrania ante el temor de que el próximo gobierno pueda limitar o suspender el apoyo. Anteriormente, la coordinación había estado a cargo del grupo Ramstein, una coalición ad hoc de más de 50 países liderada por Estados Unidos y reunida inicialmente en la base aérea estadounidense en Alemania.

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Fuente: Reuters

Redacción
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