Las tensiones entre Israel y Turquía han alcanzado un nuevo pico, mientras el recientemente conformado gobierno sirio busca fortalecer lazos con Ankara, incluso en medio de críticas mutuas por sus acciones en Siria. Este contexto marca un momento clave para las relaciones bilaterales, que atraviesan su punto más bajo en décadas, según analistas internacionales.
El Ministerio de Asuntos Exteriores turco criticó a Israel el lunes por la expansión de asentamientos en los Altos del Golán, calificándolo como una “expansión de fronteras a través de la ocupación”. Turquía también instó a Israel a cumplir con el Acuerdo de Retirada de 1974, que establece un alto el fuego entre Israel y Siria. En respuesta, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, declaró el acuerdo nulo, argumentando que las circunstancias en Siria han cambiado drásticamente debido a la guerra civil.
Por su parte, Israel acusó a Turquía de mantener el control sobre aproximadamente el 15% del territorio sirio, donde opera con moneda, bancos y servicios postales propios. Además, señaló que Turquía respalda a fuerzas yihadistas contra los kurdos en Siria y bombardea infraestructura en regiones autónomas del noreste del país. “El último país que puede hablar de ocupación en Siria es Turquía”, declaró Israel.
La disputa entre Israel y Turquía
El presidente turco Recep Tayyip Erdogan, ha intensificado su retórica contra Israel en los últimos meses, describiéndolo como una amenaza para la paz regional y mundial. Además, Erdogan ha reafirmado su apoyo a Hamás, generando mayor tensión en el marco del reciente conflicto en Gaza. Estas declaraciones han coincidido con reuniones entre Erdogan y el emir de Qatar para fortalecer la cooperación financiera y política en la región.
En paralelo, el nuevo liderazgo sirio ha dado señales de querer mejorar los vínculos con Ankara, lo que podría abrir nuevas oportunidades diplomáticas. Sin embargo, expertos advierten que el acercamiento se enfrenta a múltiples obstáculos, incluyendo las profundas diferencias sobre Siria y el respaldo de Turquía a Hamás.
En el terreno, Turquía mantiene su estrategia de desmantelar el control kurdo en el norte de Siria, particularmente en torno a Kobani. Estas acciones amenazan con desestabilizar la región y debilitar a las fuerzas kurdas respaldadas por Estados Unidos, clave en la lucha contra el ISIS. La situación podría escalar si las operaciones turcas entran en contacto con intereses israelíes o sus aliados en Siria.
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