A través de una serie de visitas, cenas, llamadas telefónicas, promesas de fondos y propuestas en redes sociales, las grandes empresas tecnológicas se han acercado al presidente electo Donald Trump antes de su toma de posesión en enero.
La nueva alianza entre las grandes empresas tecnológicas y Trump
“Durante el primer mandato, todo el mundo se oponía a mí”, comentó Trump en declaraciones en Mar-a-Lago. “En este mandato, todo el mundo quiere ser mi amigo”.
Las compañías y los dirigentes tecnológicos han invertido millones en el fondo de inauguración de Trump, una cifra notablemente más alta en comparación con las promesas realizadas a presidentes anteriores. Sin embargo, ¿qué pretende ganar la industria tecnológica con estas renovadas relaciones con Trump?
En una entrevista reciente, Marc Benioff, CEO de Salesforce, expresó que la próxima administración de Trump parece estar más dispuesta a escuchar temas relevantes para la industria tecnológica que la administración de Biden.
“Dejando a un lado la política, todo el mundo quiere reiniciar algunas cosas”, indicó Benioff, quien subrayó su intento por mantenerse imparcial debido a su propiedad de la revista Time. “Estamos en un momento muy emocionante, es un nuevo capítulo para Estados Unidos. Creo que todos debemos mirar al futuro con buenas intenciones. Creo que mucha gente se da cuenta de que hay personas increíbles como Elon Musk en la industria tecnológica y la comunidad empresarial. Si se aprovecha el poder y la experiencia de los mejores de Estados Unidos para lograr lo mejor para el país, es una gran visión”.
La búsqueda por desregulación de las empresas tecnológicas
Un indicio de lo que busca la industria tecnológica surgió poco antes de las elecciones, cuando ejecutivos de Microsoft, que generalmente han adoptado una postura neutral o bipartidista, se unieron al capitalista de riesgo cercano a Trump, Marc Andreessen, para publicar un blog detallando su enfoque sobre la política de inteligencia artificial.
“La regulación debe implementarse solo si sus beneficios superan sus costos”, establecía el documento firmado por Andreessen, su socio Ben Horowitz, el CEO de Microsoft Satya Nadella y el presidente de la compañía, Brad Smith.
Asimismo, instaron al gobierno a deshacer cualquier intento de reforzar las leyes de derechos de autor que dificultarían el uso de datos públicos para entrenar sistemas de inteligencia artificial. También manifestaron: “El gobierno debería revisar sus prácticas de adquisición para permitir que más empresas emergentes vendan tecnología al gobierno”.
La política de Trump sobre la inteligencia artificial
Trump ha prometido anular la amplia orden ejecutiva sobre inteligencia artificial del presidente Joe Biden, que buscaba proteger los derechos y la seguridad de las personas sin frenar la innovación. Aunque no ha detallado qué haría en su lugar, su campaña aseguró que el desarrollo de inteligencia artificial debería basarse en “la libertad de expresión y el florecimiento humano”.
Doug Burgum, gobernador de Dakota del Norte y elegido por Trump para dirigir el Departamento del Interior, ha hablado públicamente sobre la necesidad de incrementar la producción de electricidad para satisfacer la creciente demanda de los centros de datos y la inteligencia artificial.
“La batalla de la IA afecta a todo, desde la defensa hasta la atención médica, la educación y la productividad del país”, comentó Burgum el 15 de noviembre, refiriéndose a la inteligencia artificial. “Y la IA que veremos en los próximos 18 meses será revolucionaria. Por eso, hay un sentido de urgencia y comprensión en la administración Trump” para abordarlo.
Los acuerdos entre las empresas tecnológicas y gobiernos locales
La demanda de centros de datos ha aumentado significativamente en los últimos años debido al auge de la computación en la nube y la inteligencia artificial, lo que ha llevado a los gobiernos locales a competir por acuerdos lucrativos con grandes empresas tecnológicas.
Sin embargo, a medida que los centros de datos consumen más recursos, algunos residentes se oponen a las corporaciones más poderosas del mundo por preocupaciones sobre los impactos económicos, sociales y ambientales en sus comunidades.
“Tal vez las grandes tecnológicas deberían leer ‘El arte de la negociación’ para aprender a negociar mejor con esta administración”, sugirió Paul Swanson, abogado antimonopolio del bufete de abogados Holland & Hart, agregando: “No me sorprendería que encuentren formas de llegar a un acuerdo y que veamos más resoluciones negociadas y decretos de consentimiento”.
Trump no llevaría adelante políticas antimonopolio
Aunque los reguladores federales comenzaron a tomar medidas contra Google y Facebook durante el primer mandato de Trump, y estas se intensificaron bajo Biden, la mayoría de los expertos anticipan que una segunda administración Trump aliviaría la aplicación de las leyes antimonopolio y sería más abierta a las fusiones empresariales.
Google podría beneficiarse de un regreso de Trump tras comentarios realizados durante la campaña que sugirieron que dividir la compañía no sería de interés nacional para EE.UU., después de que un juez determinara que su motor de búsqueda era un monopolio ilegal. Sin embargo, las recientes nominaciones de su equipo de transición han favorecido a aquellos que han sido críticos de las grandes empresas tecnológicas, lo que sugiere que Google no estará completamente exento de responsabilidades.
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