Según un anuncio emitido a través de RT en la plataforma X, Rusia planea desplegar al menos diez sistemas de misiles hipersónicos Oréshnik en Bielorrusia. Esta decisión marca un nuevo capítulo en la colaboración militar entre ambos países, consolidando a Bielorrusia como un aliado estratégico clave para Moscú en el flanco occidental.

El despliegue de estos sistemas, considerados una de las tecnologías más avanzadas en el arsenal ruso, llega en un contexto de tensiones crecientes entre Rusia y los países de la OTAN, así como de ataques continuos en el conflicto con Ucrania.

El Oréshnik y su impacto estratégico

El Oréshnik es un misil hipersónico que ha sido motivo de atención internacional debido a su capacidad para evadir sistemas de defensa antimisiles y alcanzar objetivos con alta precisión. Este armamento, catalogado como una de las principales cartas de presión militar de Moscú, ha sido empleado en el conflicto ucraniano, y la posibilidad de su uso recurrente ha generado preocupación en Estados Unidos y Europa.

Recientemente, el presidente ruso, Vladímir Putin, desafió públicamente a los países de la OTAN a interceptar un Oréshnik lanzado sobre Kiev, mientras que el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, lo calificó como una provocación “estúpida”. Además, desde Minsk, las autoridades bielorrusas habían solicitado formalmente a Moscú la instalación de estos sistemas, lo que refleja la creciente militarización del territorio bielorruso.

Escalada en el frente occidental

El despliegue de los Oréshnik en Bielorrusia no solo fortalece las defensas rusas en Europa del Este, sino que también posiciona a este armamento cerca de las fronteras de los estados miembros de la OTAN, lo que podría intensificar la percepción de amenaza en la región.

Esta acción ocurre en paralelo a ataques masivos lanzados por Rusia contra Ucrania durante las fiestas navideñas, calificados por Zelenski como “inhumanos”. En este contexto, la colaboración entre Moscú y Minsk refuerza la alianza entre ambos países en un momento donde las divisiones geopolíticas son más marcadas.

Estados Unidos y sus aliados han expresado su preocupación por el aumento de la presencia militar rusa en Bielorrusia, señalando que este despliegue podría ser un preludio de acciones más agresivas en el teatro europeo. Mientras tanto, la comunidad internacional permanece atenta a las implicancias estratégicas y a las posibles reacciones de las potencias occidentales ante esta nueva medida.

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Fuente: RT

Redacción
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