La Unión Europea (UE) está avanzando en la implementación de sanciones contra la denominada “flota fantasma” de Rusia, tras el daño sufrido por un cable eléctrico submarino que conecta Finlandia y Estonia en el mar Báltico. Este incidente, que forma parte de una serie de agresiones a infraestructuras críticas en la región, ha elevado las alertas sobre la seguridad en el área y los riesgos ambientales.
Daños en el Estlink-2 y tensiones regionales
El incidente más reciente involucra al cable Estlink-2, que transporta electricidad entre Finlandia y Estonia. La conexión se interrumpió luego de que el buque Eagle S, identificado como parte de esta flota rusa, supuestamente dañara el cable con su ancla. Según declaraciones de la policía finlandesa, el buque fue abordado y detenido en aguas territoriales de Finlandia como parte de la investigación.
El Eagle S, un petrolero registrado bajo la bandera de las Islas Cook, es uno de los barcos envejecidos y con propiedad opaca que constituyen la “flota fantasma”. Estas naves operan fuera de las regulaciones de seguros occidentales y han sido adquiridas para esquivar sanciones internacionales contra Moscú. Su uso ha generado preocupaciones medioambientales debido al elevado riesgo de accidentes.
Respuesta de la Unión Europea y líderes regionales
Kaja Kallas, jefa de política exterior de la UE, destacó en un comunicado la importancia de sancionar a esta flota, calificándola como una amenaza para la seguridad regional y el medio ambiente, además de un mecanismo para financiar el presupuesto bélico de Rusia. En paralelo, subrayó que el suministro eléctrico en la región no se encuentra comprometido, aunque las reparaciones del cable dañado podrían extenderse hasta siete meses.
Por su parte, Estonia convocó una sesión de emergencia para abordar la situación. Kristen Michal, primer ministro estonio, enfatizó que estos repetidos ataques a infraestructuras críticas representan una amenaza sistémica que va más allá de simples accidentes. Estonia, Finlandia y los aliados de la OTAN trabajarán conjuntamente para reforzar la vigilancia y protección de estas instalaciones tanto en tierra como en el mar.
Contexto de ataques a infraestructuras en el Báltico
Los incidentes en el mar Báltico no son nuevos. Desde 2022, varios cables de datos y gasoductos han sido blanco de agresiones. Entre ellos, los gasoductos Nord Stream, que transportaban gas natural desde Rusia a Alemania, sufrieron explosiones submarinas que fueron calificadas como sabotajes. Recientemente, cables de datos que conectan Finlandia con Alemania y Lituania con Suecia también resultaron dañados, aumentando las sospechas sobre un patrón de ataques deliberados.
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