En 2024, la Armada del Ejército Popular de Liberación (PLAN) alcanzó un hito significativo al superar el 50% de la capacidad de la Armada de los Estados Unidos en términos de celdas de misiles de sistemas de lanzamiento vertical (VLS) en buques de superficie. Este indicador, crucial para evaluar la potencia de fuego en conflictos navales modernos, refleja un cambio acelerado en el balance estratégico marítimo.

Con más de 8.400 celdas VLS distribuidas en sus buques de superficie, la Armada estadounidense aún mantiene la ventaja numérica sobre las 4.300 celdas de la PLAN. Sin embargo, el progreso de China es notable: en 2005, representaba apenas el 1.5% de la capacidad estadounidense, cifra que aumentó al 13% en 2015 y ahora supera el 51%.

El desarrollo de las capacidades de VLS, esencial para la guerra naval moderna, ha sido un área donde Estados Unidos lideró durante décadas.

La expansión china se ha acelerado gracias a la alta producción de buques como los destructores Tipo-052D (Luyang III) y los cruceros Tipo-055 (Renhai), mientras que Estados Unidos enfrenta una ralentización en la construcción de nuevos barcos y la retirada de viejos Ticonderogas. Esta tendencia podría continuar, ya que el próximo buque estadounidense de gran capacidad, el DDG(X), no estará operativo antes de la próxima década.

Perspectivas y desafíos

Aunque China está cerrando la brecha en cantidad, Estados Unidos sigue liderando en experiencia operativa y tecnología avanzada, como el sistema de combate Aegis y su flota submarina equipada con VLS. Sin embargo, la modernización de la PLAN y su creciente producción industrial representan un desafío estructural para la Armada estadounidense.

El desarrollo naval chino se suma a otras iniciativas estratégicas en el Pacífico, como su creciente flota de portaaviones y despliegues en el Mar de China Meridional. Estas acciones subrayan una tendencia de consolidación del poder marítimo, que puede tener implicaciones significativas para el equilibrio militar global y la competencia geopolítica en la región.

Mientras tanto, Estados Unidos busca contrarrestar estos avances con la introducción de tecnologías emergentes como armas de energía dirigida y plataformas no tripuladas. Sin embargo, el panorama marítimo muestra que, en un futuro cercano, la brecha seguirá reduciéndose, redefiniendo la rivalidad naval entre estas dos potencias.

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Fuente: IISS

Redacción
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