A menos de dos semanas de su toma de posesión, el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, declaró en una rueda de prensa que no descarta el uso de las Fuerzas Armadas para hacerse con el control del Canal de Panamá y Groenlandia. Según sus declaraciones, el Canal de Panamá es vital para el país, y Groenlandia lo es por motivos de seguridad nacional.
Trump declaró no poder comprometerse a retirar al ejército estadounidense de esos espacios, lo cual demuestra un claro rechazo de la política estadounidense de antaño (que ha priorizado la autodeterminación sobre la expansión territorial). Y si bien el Canal de Panamá fue devuelto a su país en 1979 tras años de asociación conjunta para controlar la estratégica vía de navegación, es aún un punto clave para Estados Unidos al igual que Groenlandia, que posee una de sus bases militares.
Previo a sus declaraciones, Trump publicó un vídeo en redes sociales de su avión privado aterrizando en Nuuk, la capital del territorio ártico. Allí confirmaba que aterrizaba en Groenlandia con un “recibimiento estupendo”. “Don Jr. y mis representantes aterrizando en Groenlandia. ¡Ellos, y el Mundo Libre, necesitan seguridad, fuerza y PAZ! Este es un acuerdo que debe suceder. MAGA. HAGAMOS A GROENLANDIA GRANDE DE NUEVO”, escribió Trump.
No obstante, el gobierno de Groenlandia emitió un comunicado afirmando que la visita del hijo de Trump no se trataba de una oficial, sino más bien como un particular. Los representantes groenlandeses se rehusaron a reunirse con él.
Situaciones similares a lo que ocurre con Groenlandia y el Canal de Panamá han sido mencionadas antes por el futuro presidente de los Estado Unidos. Trump prometió múltiples veces una “edad de oro de América”, buscando por ejemplo cambiar el nombre del Golfo de México como el “Golfo de América”.
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