En el marco de una sesión parlamentaria de la Unión Europea, el Reino Unido fue recientemente cuestionada por su contribución al escudo defensivo de Europa que la Organización del Atlántico del Norte (OTAN) maneja. Esta cuestión fue presentada por una diputada conservadora del Reino Unido por Hornchurch y Upminste, luego de que la alianza publicara la noticia sobre la preocupación que se esta estudiando en torno al aporte del país ingles.

En esa misma línea, la diputada también cuestionó si la falta de aporte se traduce en una vulnerabilidad del escudo contra los ataques de misiles. En respuesta a ello, el ministro de las Fuerzas Armadas, Luke Pollard, reconoció la importancia de abordar las carencias de capacidades, al tiempo que se refirió al legado de las administraciones anteriores. Pero también aseguró que el abordaje de estas cuestiones se están estudiando en la Revisión Estratégica de la Defensa (SDR).

Pero este punto ya ha sido tratado con anterioridad en diversos informes donde se señalaba que las capacidades de defensa antimisiles y antiaérea del Reino Unido necesitan mejoras urgentes teniendo en cuenta las lecciones de la invasión de Rusia en Ucrania. Para los expertos, este decaimiento se debió en principio a los sucesivos gobiernos, que “han intentado mantener la idea de que el Reino Unido es una potencia mundial, pero la guerra de Ucrania ha sido una llamada de atención que ha dejado al descubierto la distancia entre esa ambición y la realidad”

Sistema de defensa antiaérea Patriot

Si bien la ubicación geográfica del Reino Unido brinda una protección relativa frente a ataques directos con misiles, un informe enfatiza la importancia de evitar cualquier actitud de conformismo: “A diferencia de Ucrania, el Reino Unido se encuentra relativamente resguardado por la distancia que lo separa de los ataques con misiles terrestres de corto alcance (y drones). No obstante, esto no debe llevar a la complacencia”.

El informe señala además que en caso de un conflicto de la OTAN con Rusia, el Reino Unido podría convertirse en un objetivo clave debido a su papel estratégico como base principal de las fuerzas estadounidenses que entran en Europa. Pero, por otro lado, también se destaca la preocupación de que el Reino Unido sea excesivamente dependiente de Estados Unidos en materia de capacidades de defensa antimisiles.

En base a esa lógica, el informe propone una mayor colaboración con los aliados europeos, donde destaca la Iniciativa Escudo Celeste Europeo (ESSI), un proyecto dirigido por Alemania cuyo objetivo es establecer un sistema europeo de defensa antiaérea, al que el Reino Unido ha manifestado su interés por sumarse.El Reino Unido ha dado algunos pasos iniciales, como los planes para mejorar su sistema de defensa antiaérea marítima Sea Viper para 2028 y contribuir al Radar de Defensa contra Misiles Balísticos de la OTAN.

Por último, también se expresa la preocupación por los otros riesgos para las infraestructuras nacionales críticas (CNI) del Reino Unido, estableciendo paralelismos con los ataques híbridos y convencionales que Rusia ha lanzado contra las CNI de Ucrania.“Rusia ha atacado las infraestructuras nacionales críticas de Ucrania mediante ataques híbridos y convencionales, y el Reino Unido no está exento de estas amenazas”, advierte el informe, que insta al Gobierno a adoptar un enfoque más holístico de la defensa nacional.

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Redacción
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