En una reciente conferencia de prensa en el club Mar-a-Lago, en Florida, Donald Trump habló sobre sus intenciones de cambiar el nombre del Golfo de México a “Golfo de América”, vinculando la actual denominación con los problemas de su país vecino en torno a la inmigración y el narcotráfico. Si bien no se otorgaron mayores detalles, el presidente electo de Estados Unidos considera que cuenta con la autoridad necesaria para llevar a cabo el proyecto en su gestión. 

Es menester destacar que el Golfo de México -una cuenca oceánica de 218.000 millas cuadradas conectada con el Mar Caribe y el Océano Atlántico a través del Estrecho de Florida y el Canal de Yucatán- se extiende desde la costa oriental de México y la costa sudoriental de Estados Unidos, llegando al extremo occidental de Cuba. Si bien ha tenido diversos nombres a lo largo de la historia, durante al menos 400 años fue denominado de esa manera por cartógrafos y exploradores de todo el mundo. 

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Pero la pregunta principal recae en si existe la posibilidad de efectivamente renombrar al Golfo de México. La respuesta sencilla es que es posible, aunque ello no implica que el resto de los Estados lo reconozca como “Golfo de América” en caso de oficializarse. 

¿Qué posibilidades y precedentes existen para llevar este proyecto a cabo? 

El organismo encargado de llevar a cabo este proyecto sería la Junta de Nombres Geográficos (BGN, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos, una organización federal interinstitucional responsable de mantener un uso uniforme de los nombres geográficos en todo el gobierno federal que depende del Secretario de Interior. Sus miembros, nombrados cada dos años, incluyen especialistas en geografía y cartografía. 

La BGN, no obstante, no crea nombres para los accidentes geográficos, sino que aprueba o rechaza aquellos propuestos por otros basándose en sus políticas establecidas. Por esta razón, la representante republicana Marjorie Taylor Greene declaró que será la encargada de presentar un proyecto para renombrar al Golfo de México a través de una ley del Congreso.

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En otras partes del mundo ya se han planteado directivas similares. Un precedente conocido es el del año 2020 en torno al Golfo Pérsico, que buscaba renombrarse Golfo Arábigo. El organismo encargado de sopesar la posibilidad era el Comité de Nombres Extranjeros del BGN. 

Esto implicó un tenso debate entre las naciones involucradas. Por ejemplo, Irán insistía en que el nombre se mantuviera, mientras que las naciones árabes preferían el término Arábigo. En su momento, el comité determinó que “Golfo Pérsico” seguía siendo apropiado, basándose en sus políticas a favor del uso de nombres convencionales y generalizados, pero añadió que el uso del término “Golfo Arábigo” es aceptable en las comunicaciones federales informales con socios militares y gubernamentales de habla árabe en la región.

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Redacción
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