La alianza militar entre Corea del Norte y Rusia, fortalecida por la invasión rusa a Ucrania, está generando crecientes preocupaciones en Occidente y Asia Oriental. Un informe reciente presentado ante el Consejo de Seguridad de la ONU por Dorothy Shea, embajadora adjunta de Estados Unidos ante las Naciones Unidas, reveló que más de 12.000 soldados norcoreanos están desplegados en Rusia, proporcionando apoyo directo a Moscú en su guerra contra Ucrania.
Un eje de amenazas compartidas
La relación entre Moscú y Pyongyang se ha estrechado a niveles estratégicos. En junio de 2024, ambos países firmaron un tratado de asociación integral con una cláusula de defensa mutua, marcando un compromiso de apoyo militar recíproco. A cambio de su asistencia, Corea del Norte estaría recibiendo sistemas de defensa aérea, tecnologías satelitales y espaciales de Rusia, recursos que podrían consolidar su programa militar y nuclear, según destacó Shea.
Para Corea del Norte, esta cooperación representa una oportunidad para desarrollar sus capacidades militares y ofrecer armas y servicios de entrenamiento a nivel global. Sin embargo, estas alianzas no solo generan riesgos en el ámbito internacional, sino también internamente, ya que el régimen norcoreano enfrenta críticas por priorizar sus ambiciones militares mientras su población enfrenta severas dificultades económicas.
Repercusiones globales
El reciente lanzamiento de un misil balístico hipersónico de alcance intermedio por parte de Corea del Norte, coincidiendo con la visita del Secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, a Seúl, subraya la creciente amenaza que representa esta cooperación. Para el embajador surcoreano ante la ONU, Hwang Joon-kook, este desarrollo es una consecuencia directa del “dinero ensangrentado” proveniente de Rusia.
Con más de 1.000 soldados norcoreanos ya muertos en Ucrania, según reportes recientes, y un flujo constante de armamento hacia Rusia, la alianza entre ambos países plantea una amenaza significativa no solo para Ucrania, sino también para el equilibrio de poder en Asia Oriental y más allá. Las implicaciones de esta colaboración preocupan especialmente a Estados Unidos y sus aliados, que ven en este eje una fuente creciente de inestabilidad global.
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Fuente: UPI
