Una reciente investigación conjunta de The Insider y Der Spiegel reveló que la inteligencia militar rusa (GRU) financió ataques dirigidos contra las fuerzas estadounidenses y de la coalición en Afganistán entre 2016 y 2019 a los talibanes. Según el informe, el esquema involucró pagos de hasta 200.000 dólares por cada soldado asesinado, sumando un gasto estimado de 30 millones de dólares para Moscú.
Red de financiación y operaciones encubiertas
El informe detalla que la red operativa fue gestionada por Rahmatullah Azizi, un agente afgano reclutado en 2015 por la unidad 29155 del GRU. Azizi, utilizando una empresa fachada dedicada al comercio de piedras preciosas, actuaba como intermediario en la transferencia de fondos a grupos vinculados a los talibanes. Esta operación también involucraba el uso de documentos rusos y la protección de los agentes involucrados una vez finalizadas sus misiones.
El esquema contó con la supervisión directa de altos oficiales del GRU, incluyendo al teniente general Ivan Kasyanenko, comandante adjunto de la unidad 29155, y al coronel Alexey Arkhipov, quien mantenía contactos directos con los talibanes. La investigación señala que Kasyanenko realizó frecuentes viajes entre Moscú y Kabul para coordinar las operaciones.
Pruebas y métodos
La conexión entre el GRU y los talibanes se fortaleció a través de correos electrónicos interceptados, registros telefónicos y pasaportes con numeración similar a los utilizados por otros operativos de la inteligencia rusa. La investigación también vincula a ARIGS Ltd, una empresa registrada en Moscú por Azizi, con la coordinación logística y financiera del esquema.
Par Khan Gul Zafar, otro agente afgano, presuntamente trabajaba bajo la dirección de Arkhipov, gestionando redes de mensajería y facilitando viajes entre Rusia, Afganistán y otros países vecinos.
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