El HMS Protector, un rompehielos de la Royal Navy, fue desplegado en la Antártida como parte de una misión científica centrada en la contaminación por plásticos. La iniciativa, encabezada por investigadores de la Universidad de Portsmouth, busca recopilar datos sobre el impacto humano en uno de los ecosistemas más frágiles del planeta, con el objetivo de avanzar en estrategias para mitigar esta amenaza global.

Contaminación plástica: una amenaza que no respeta fronteras

Cada año, más de ocho millones de toneladas métricas de plástico terminan en los océanos, según datos de Naciones Unidas. Aunque la Antártida había sido considerada un entorno aislado de la actividad humana, las recientes investigaciones confirman que la contaminación plástica ya está llegando a sus costas. Este fenómeno no solo amenaza la biodiversidad de la región, sino que también plantea preguntas críticas sobre la expansión de la actividad humana y sus efectos en áreas remotas.

Métodos y objetivos de la investigación

El Dr. Keiron Roberts, investigador de la Universidad de Portsmouth y miembro del Revolution Plastics Institute, lideró un equipo que utilizó drones para inspeccionar la línea costera antártica. Las imágenes capturadas permitieron identificar puntos donde la basura plástica ha llegado a la orilla. Además, se tomaron muestras de agua y sedimentos marinos para analizar la presencia de microplásticos y evaluar su origen.

El estudio también señala el impacto del turismo en la región, un factor que incrementa la llegada de contaminantes a este entorno, históricamente considerado prístino. Según Roberts, los resultados preliminares confirman que los plásticos están infiltrándose en áreas que hasta hace poco se creían libres de contaminación.

Análisis complementarios sobre el cambio climático

Paralelamente, la Dra. Adele Julier, paleoecóloga y docente en la Universidad de Portsmouth, recolectó muestras de polen y musgos. Estos análisis buscan entender cómo el cambio climático está afectando los patrones meteorológicos en la región y su relación con el impacto humano. Los datos obtenidos contribuirán a construir una base científica más sólida para comprender las transformaciones ambientales que enfrenta la Antártida.

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Fuente: Ministerio de Defensa del Reino Unido, Universidad de Portsmouth.

Redacción
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