Donald Trump ha reavivado el debate internacional al anunciar su intención de incluir a los hutíes de Yemen, un grupo rebelde respaldado por Irán, en la lista de organizaciones terroristas extranjeras (FTO). Esta medida representa un giro significativo respecto a las políticas de la administración Biden, que había eliminado previamente esta designación por preocupaciones humanitarias y por un incremento de la militarización en la región.
Estos ataques, que los hutíes justificaron como “solidaridad con los palestinos” en el conflicto entre Israel y Hamás, han generado desvíos de rutas marítimas hacia el sur de África, incrementando los costos para las empresas navieras.
En declaraciones recientes, Aidarous al-Zubaidi, vicepresidente del gobierno reconocido por la ONU en Yemen y líder del Consejo de Transición del Sur, destacó que la amenaza de los hutíes trasciende las fronteras de Yemen. “Los hutíes forman parte de un consorcio internacional liderado por Irán, Rusia y China”, afirmó, señalando que su presencia en la región sigue representando un desafío para la seguridad marítima y regional, e indirectamente pidiendo asistencia por parte de Estados Unidos para combatirlos.
La administración de Trump no busca negociar con los enemigos regionales de Estados Unidos
La política de Trump hacia los hutíes se caracteriza por un enfoque más agresivo en comparación con la administración de Joe Biden. Durante su mandato, Biden eliminó la designación de FTO para el grupo en un intento de mitigar el impacto humanitario en Yemen, pero su decisión fue criticada por permitir que los hutíes consolidaran su poder y reforzaran sus capacidades militares.
Trump, por su parte, ha enfatizado la importancia de frenar la influencia de los hutíes en la región. Su decisión de restablecer la designación de FTO busca no solo aplicar sanciones económicas más severas, sino también reforzar una estrategia internacional para debilitar al grupo y limitar sus ataques a activos militares y comerciales estadounidenses.
Un conflicto prolongado y sus efectos devastadores
Desde el inicio de la guerra en Yemen en 2014, los hutíes han logrado consolidar un “miniestado” en el norte del país, con el apoyo directo de Teherán. Este conflicto ha causado estragos en la población, provocando una de las peores crisis humanitarias del mundo, sumado a un colapso de la economía yemení, dejando a millones de personas en condiciones de extrema pobreza.
El regreso de Trump a la política exterior estadounidense podría marcar un nuevo capítulo en la relación entre Washington y Yemen, en parte debido a que su enfoque busca no solo contener a los hutíes, sino también coordinar una estrategia internacional para estabilizar la región y asegurar el comercio marítimo en el estratégico Mar Rojo y la influencia de Estados Unidos en la Península Arábiga.
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Fuente: Iran International / The Straits Times / The Times of Israel