En un contexto de crecientes tensiones comerciales y amenazas arancelarias, el Reino de España ha renovado su compromiso con el acuerdo entre la Unión Europea (UE) y el Mercosur. En unas recientes declaraciones, el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación de España, Luis Planas, enfatizó que este pacto es crucial para fortalecer las relaciones comerciales y geopolíticas entre ambos bloques, destacando además los riesgos que representan las guerras comerciales, especialmente para el sector alimentario, y como ellas pueden afectar un comercio mutuamente beneficioso.
Durante su participación en el Foro Global de Alimentación y Agricultura en Berlín, Planas subrayó la necesidad de evitar que los productos alimentarios queden atrapados en disputas comerciales estériles, como las amenazas arancelarias recientemente planteadas por el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump. “Todas las guerras comerciales son perjudiciales para el crecimiento económico, pero aquellas que involucran alimentos son particularmente dañinas porque afectan directamente a las familias y los hogares”, declaró.
Una oportunidad estratégica para mejorar la proyección comercial de Argentina
Respecto al acuerdo UE-Mercosur, firmado en primera instancia tras 25 años de negociaciones, España ha manifestado un claro interés en su pronta ratificación, donde Planas destacó que el pacto abre importantes posibilidades para Europa, permitiendo establecer una relación privilegiada con un mercado de 268 millones de habitantes en países cultural y diplomáticamente cercanos como Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay.
Para España, el acuerdo representa una oportunidad para ampliar mercados clave, especialmente en productos donde el país es líder, como el aceite de oliva, el vino, frutas, hortalizas y productos del sector porcino. Asimismo, el ministro enfatizó que el pacto protege denominaciones de origen e indicaciones geográficas, lo que fortalece la competitividad de los productos europeos en mercados emergentes.
Aún así, no todo es color de rosa, pues la ratificación enfrenta desafíos en parte debido a la resistencia de países como Francia, Polonia e Irlanda, que expresan preocupaciones sobre el impacto en sectores sensibles como el vacuno, el avícola y el azúcar. Planas defendió que las concesiones arancelarias realizadas por la UE son “muy poco significativas” en comparación con la dimensión del mercado europeo, subrayando que el beneficio general del acuerdo supera las posibles dificultades sectoriales y traerá mayor prosperidad.
A pesar de estas declaraciones, y si bien las negociaciones por el Acuerdo se encuentran más activas que en años previos, todavía resta torcer voluntades (principalmente europeas) para que el Tratado de Libre Comercio llegue a buen puerto y podamos disponer de productos europeos en nuestras góndolas, ampliando la extensión territorial de los mercados comerciales de la región.
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