Pese a que las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) tenían tiempo de retirarse del sur del Líbano hasta este domingo, la oficina del Primer Ministro de Israel solicitó una prórroga de 30 días, generando incertidumbre por el acuerdo alcanzado y promoviendo nuevos ataques. La decisión generó tensiones y enfrentamientos en la región, los cuales dejaron un saldo de 15 personas fallecidas, según informaron las autoridades libanesas.
Israel comunicó que su necesidad de prorrogar la retirada de tropas del país recae en que el ejército de Joseph Aoun no se ha desplegado completamente en la zona, no pudiendo garantizar que Hezbolá restablezca su presencia militar allí. Como consecuencia, las tropas israelíes realizaron disparos de advertencias para “eliminar amenazas”, pero resultaron heridas 83 personas además del número de fallecidos.
El ejército libanés acusó a Israel de retrasar su retirada, provocando que uno de sus soldados falleciera en el frente. El mandatario Aoun declaró que la soberanía y la integridad territorial del Líbano “no son negociables” y pidió a los residentes del sur que actúen con “moderación” y que confíen en las Fuerzas Armadas, quienes han escoltado civiles a ciudades fronterizas.
Por su parte, Hezbolá responsabilizó al Estado libanés de garantizar la retirada de Israel, afirmando que el Líbano está comprometido con el alto al fuego. No obstante, Tel Aviv acusó a Hezbolá de tensionar la situación actual, informando a los residentes del sur del Líbano sobre los lugares a los que podrán regresar en un futuro próximo.
Desde el Parlamento libanés, su presidente Nabih Berri ha instado a la comunidad internacional a actuar de inmediato y obligar a Israel a retirarse de los territorios libaneses ocupados. El contexto continúa tenso, con posibilidades de una escalada mayor si no se cumplen los términos del alto el fuego.
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