El Ministerio de Defensa de Taiwán denunció recientemente que China se encuentra llevando a cabo nuevos ejercicios militares en espacios aéreos y marítimos propios. El titular de la cartera, Wellington Koo, afirmó que las maniobras son una prueba más de que China es un “alborotador” que pone en peligro la paz en la región.

Según lo publicado por el Ministerio de Defensa taiwanés, 43 de 59 drones y barcos chinos ingresaron en la zona de identificación de defensa aérea de la isla, pero que no se registraron enfrentamientos. Por su parte, Taiwán supervisó la situación y desplegó aviones, buques de la armada y defensas costeras en respuesta.
Los acontecimientos ocurren luego de que la semana pasada el presidente taiwanés, William Lai Ching-te, declarara que la ley de Taiwán designa a China continental como “fuerza hostil extranjera”. Además, afirmó que se estaban tomando “medidas más duras” para “impedir la subversión china” a través de los medios de comunicación y los intercambios cívicos.
La respuesta de China
Por otro lado, China confirmó que los ejercicios son en respuesta de estas declaraciones junto a lo expresado por Estados Unidos y Taiwán en conjunto. En palabras del portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Mao Ning, los simulacros fueron “una respuesta decidida a la connivencia y el apoyo extranjeros a la independencia de Taiwán, y una seria advertencia a las fuerzas separatistas de Taiwán”.

Las acciones militares de China son “medidas necesarias, legales y justificadas para defender la soberanía nacional, la seguridad y la integridad territorial. Estados Unidos suprimió la expresión literal que reflejaba el principio de una sola China y que no apoyaba la independencia de Taiwán en la página web del Departamento de Estado estadounidense, lo que indica señales erróneas a las fuerzas separatistas de Taiwán”, declaró Mao.
En paralelo, las maniobras de China ocurren en un contexto regional cada vez más tensionado. El gigante asiático fue también cuestionado el pasado sábado por el G7, conjunto de países que catalogaron a Pekín como un actor que pone en riesgo la seguridad marítima. Allí mismo condenaron las “acciones ilícitas, provocadoras, coercitivas y peligrosas de China que pretenden alterar unilateralmente el statu quo de tal modo que se corre el riesgo de socavar la estabilidad de las regiones, incluso mediante reclamaciones de tierras y la construcción de puestos avanzados, así como su uso con fines militares”.
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