Europa busca “intensificar” la presión financiera sobre Rusia en una nueva reunión del Consejo Europeo, con el objetivo de que Putin continúe teniendo que enfrentar las sanciones internacionales en caso de negarse a un alto el fuego con Ucrania. No obstante, el principal cuestionamiento recae en cuánto daño efectivamente puede infringir Europa sobre Rusia; principalmente porque, desde el inicio del conflicto, las sanciones fueron en aumento.
Hasta hoy, la UE realizó dieciséis rondas de medidas restrictivas contra Rusia que incluyen múltiples prohibiciones de exportación e importación, restricciones de servicios y medidas dirigidas a personas concretas. Es correcto que estas decisiones han perjudicado a la economía rusa, pero no lograron impedir que Moscú continúe con sus esfuerzos bélicos contra Ucrania.

Esto puede deberse a que Rusia ha podido suavizar el impacto económico de las sanciones occidentales gracias a estrategias comerciales que sopesan los costos y permiten que su economía se mantenga firme. Tal y como postula Thomas Moller-Nielsen, “los elevados precios del petróleo y el fuerte aumento del gasto militar han amortiguado en gran medida el impacto de las sanciones occidentales”.
De hecho, según el Fondo Monetario Internacional, el PBI de Rusia creció un 3,6% tanto en 2023 como en 2024, muy por encima de la tasa de crecimiento de la UE, del 0,6% y el 1,1%, respectivamente. “Los retos económicos de Rusia no son todavía tan graves como para que puedan marcar una diferencia significativa en la guerra a corto plazo”, declaró Alexandra Prokopenko, miembro del Carnegie Russia Eurasia Center,
Para los expertos, la economía rusa es lo suficientemente fuerte como para sostener la guerra con Ucrania en la actualidad y en un futuro previsible. También consideran que Moscú puede “resistir la presión financiera” de Occidente para que acepte el acuerdo de alto el fuego con Kiev.
¿Cuál es el camino?
Posiblemente sea extremadamente difícil establecer una “fecha límite” precisa donde la economía rusa empiece a desmoronarse y no pueda sostener sus ofensivas militares contra Ucrania (más aún considerando que Rusia invierte actualmente el 8% de su PBI anual en defensa). Pero Europa puede hacer todo lo posible para acercarse a ese momento.
Una de las formas propuestas para hacerlo, según analistas internacionales, implica que la UE tome medidas drásticas en sus sanciones. Principalmente, que no sólo sean dirigidas a Rusia sino también a terceros países, como Armenia, Kirguistán y Kazajstán, que han servido como conductos clave para las exportaciones occidentales a Rusia desde 2022.

No obstante, a esta medida se le critica que el margen para adoptar medidas más drásticas es limitado. Principalmente porque países que son socios claves de Moscú, como China, no solo han ampliado sus vínculos bilaterales desde el inicio del conflicto, sino que posiblemente tampoco cedan ante la presión occidental de minimizar sus relaciones.
Otra alternativa recae en prohibir las importaciones de gas natural licuado (GNL) ruso en la UE. Sin embargo, esto podría provocar un aumento de los precios del gas y la dependencia de Europa de las exportaciones de Estados Unidos. Es menester recordar que la administración Trump ha marcado grandes límites a sus vínculos con Europa, por lo que las opciones son más limitadas.
En última instancia, la mejor opción para Europa puede ser continuar con el apoyo económico y militar a Ucrania para fortalecer sus defensas y derrotar a Putin. No obstante, Moscú ha hablado de represalias militares en caso de que algún país de la OTAN realizara movimientos “excesivos”, por lo que la capacidad de Europa de tomar este camino dependerá también de poder resistir el “contragolpe”.
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Las sanciones le an hecho más daño a europa que a Rusia , están comprando el gas tres veces más caro a USA , y la locomotora industrial europea está en recesión que es alemania.se dieron un tiro en el pie los europeos.