En medio de maniobras militares conjuntas entre Estados Unidos y Corea del Sur, el líder de Corea del Norte, Kim Jong Un, supervisó el pasado jueves un nuevo lanzamiento de misiles, mientras el jefe de seguridad ruso, ergei Shoigu llegaba a Pyongyang. Ambos acontecimientos fueron confirmados por el medio estatal norcoreano KCNA y la agencia de noticias rusa Tass, respectivamente, el pasado viernes.
Sobre el lanzamiento, Pyongyang suele justificar estas maniobras como una respuesta a la “creciente presión militar de Estados Unidos y sus aliados”. En este contexto, un portavoz del Ministerio de Defensa norcoreano criticó los últimos ejercicios conjuntos de Corea del Sur y Estados Unidos y los calificó de “temerarios” y “ensayos de guerra”.

No obstante, para múltiples analistas, este último lanzamiento parece ser una prueba de armas para exportar a Rusia y utilizarlas en Ucrania. Técnicamente, Shoigu tenía previsto reunirse con Kim y otros funcionarios norcoreanos, pero Corea del Sur ha denunciado recientemente que Corea del Norte continúa suministrando a Rusia con armas, municiones y otros tipos de apoyo militar, por lo que la visita podría enmarcarse en este contexto.
Por su parte, TASS declaró que Shoigu agradeció a Corea del Norte por su solidaridad “con la posición de Rusia en todas las cuestiones geopolíticas críticas y en la cuestión ucraniana en particular”, subrayando Rusia “valora altamente el nivel alcanzado en las relaciones estratégicas entre los países y se compromete a profundizarlas”.
En su visita, Shoigu entregó un mensaje de Putin a Kim Jong Un. “Quisiera transmitirles los más cordiales deseos y saludos del Presidente ruso Vladimir Putin. Él presta la máxima atención a la aplicación de los acuerdos alcanzados con usted“, declaró.
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