A medida que se intensifica la competencia estratégica global en la región del Indo-Pacífico, el Reino Unido continúa afianzando su preparación operativa. En este marco, la Royal Navy completó recientemente una serie de maniobras conjuntas con las Fuerzas Armadas de Noruega, en el marco del ejercicio Tamber Shield, como antesala al despliegue del portaaviones HMS Príncipe de Gales, buque insignia del UK Carrier Strike Group (UKCSG), hacia uno de los teatros geopolíticos más sensibles del escenario internacional.
Durante tres semanas, más de 200 efectivos británicos, apoyados por cuatro helicópteros Wildcat y cuatro embarcaciones de ataque rápido, llevaron adelante operaciones combinadas junto a unidades navales noruegas en las aguas del Mar del Norte, específicamente en las proximidades del puerto de Bergen. Este ejercicio conjunto tuvo como objetivo principal el desarrollo de tácticas avanzadas de combate, navegación en entornos litorales complejos y procedimientos para neutralizar amenazas aéreas en escenarios altamente disputados.

El Teniente Comandante Oliver Brooksbank, piloto senior del 815 Naval Air Squadron, destacó la continuidad de estas operaciones conjuntas: “Las ediciones anteriores sentaron las bases con nuestros aliados noruegos, practicando tácticas de ataque marítimo utilizando misiles Martlet en el archipiélago noruego. Este año ampliamos esa base con el objetivo de garantizar una preparación efectiva para operar en las aguas más disputadas del mundo en defensa del UKCSG”.
Por su parte, la Coastal Forces Squadron británica, liderada por las patrulleras tipo P2000 basadas en Portsmouth, tuvo un papel estratégico en el desarrollo de técnicas avanzadas de navegación y en la validación de nuevos procedimientos operativos para neutralizar amenazas aéreas en entornos litorales.

Estas maniobras se enmarcan en la renovada Estrategia de Defensa Global del Reino Unido, que pone especial énfasis en su presencia militar en el Indo-Pacífico como parte de su política de proyección de poder naval y cooperación con socios estratégicos en la región.
El despliegue del portaaviones al Indo-Pacífico responde a una creciente preocupación internacional por la seguridad marítima en una región marcada por tensiones geopolíticas constantes. El mar de China Meridional, en particular, se ha convertido en un punto de fricción clave, donde China reclama una porción significativa del espacio marítimo mediante la llamada “línea de nueve puntos”, en abierta disputa con países como Filipinas, Vietnam, Malasia y Brunei. Además, el estrecho de Taiwán continúa siendo una zona sensible, con ejercicios militares chinos cada vez más frecuentes y una fuerte respuesta diplomática y militar por parte de Estados Unidos, Japón y sus aliados.

En este escenario, el Reino Unido busca proyectar su influencia global y respaldar el principio de libertad de navegación en aguas internacionales, colaborando con aliados regionales como Australia, Japón y Corea del Sur. El despliegue no solo apunta a reforzar la presencia disuasoria occidental en la región, sino también a consolidar acuerdos de cooperación en defensa, demostrar capacidades de respuesta rápida y promover la estabilidad frente a crecientes desafíos estratégicos. Esta acción se alinea con la postura británica de mantenerse como un actor relevante en la arquitectura de seguridad global post-Brexit.
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