Durante una reciente visita a la base aérea Andersen en Guam, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, definió con firmeza el rol de esta isla como la “punta de lanza” de la proyección militar estadounidense en Asia. En el marco de crecientes tensiones con la República Popular China, especialmente por el estatus de Taiwán, Guam se posiciona como un enclave estratégico de primer orden para el Pentágono en el teatro del Indo-Pacífico.

Guam, territorio estadounidense desde 1899, se encuentra a unos 2.400 kilómetros de Filipinas y más de 6.400 kilómetros de la costa oeste de EE.UU. A pesar de su pequeña población, cercana a los 170.000 habitantes, la isla alberga una densa infraestructura militar que incluye bombarderos estratégicos, submarinos nucleares, sistemas de defensa antimisiles y una creciente presencia de tropas. Actualmente, más de 6.000 efectivos militares estadounidenses están desplegados en la isla.

Durante su intervención ante las tropas, Hegseth subrayó que el archipiélago representa un punto neurálgico para disuadir a China: “Ustedes son la plataforma de proyección de poder de Estados Unidos. El pueblo estadounidense depende de ustedes”. A la vez, advirtió que una agresión contra Guam sería considerada como un ataque directo contra los Estados Unidos.

La evaluación del Pentágono contempla a Guam como un objetivo prioritario para misiles chinos en caso de que estalle un conflicto por Taiwán. De acuerdo con informes de inteligencia, la isla podría ser impactada por ataques balísticos y de crucero en las fases iniciales de una eventual confrontación. Esto se debe, entre otras razones, a la capacidad de alcance del misil balístico chino DF-26 —apodado “el asesino de Guam”—, que permite atacar la isla desde territorio continental chino con cabezas nucleares o convencionales de alta precisión.

El informe más reciente de la Agencia de Inteligencia de Defensa de EE.UU. estima que China ya ha desplegado más de 350 lanzadores de misiles DF-26, un salto considerable respecto a los 200 contabilizados en 2019. A esto se suma la creciente capacidad de la Fuerza Aérea del EPL (Ejército Popular de Liberación) para operar en el Mar de Filipinas mediante bombarderos H-6K equipados con misiles de crucero lanzados desde el aire.

En respuesta, Washington está invirtiendo más de 7.300 millones de dólares hasta 2028 en infraestructura militar en Guam. Parte de ese esfuerzo incluye el robustecimiento del sistema de defensa antimisiles, que será un prototipo para el nuevo escudo nacional Golden Dome impulsado por la administración Trump. Este sistema contempla una defensa de 360 grados con interceptores THAAD, misiles navales SM-6 y SM-3, tecnología Aegis Ashore, sensores avanzados y radares de última generación.

No obstante, el Pentágono ha reducido recientemente el número de sitios destinados a estas defensas, pasando de 35 a 16 ubicaciones, según un borrador de declaración de impacto ambiental. Se espera que los primeros elementos del nuevo escudo estén operativos a comienzos de 2025, aunque su implementación total no se completará antes de 2035.

La estrategia militar de EE.UU. también incluye el traslado progresivo de miles de marines desde Okinawa a Guam y la aplicación del concepto de agile combat employment, que permite dispersar aeronaves en múltiples pistas de aterrizaje para evitar ser blanco fácil de misiles enemigos.

Asimismo, Guam ha sido blanco de ciberataques vinculados a actores chinos. Un reciente reporte del Pentágono reveló que el grupo “Volt Typhoon” penetró redes críticas de infraestructura, incluida la energía, las telecomunicaciones y el transporte, con el objetivo de socavar la capacidad operativa estadounidense en la región.

La creciente hostilidad en la zona también ha generado incidentes de espionaje en la base Andersen, donde se registraron intentos de ingreso no autorizados por parte de ciudadanos de naciones no aliadas, según denunció el brigadier general Thomas Palenske en redes sociales. Estos hechos coinciden con grandes ejercicios militares que atraen la atención de potencias extranjeras.

Finalmente, la visita a Guam del presidente taiwanés Lai Ching-te en diciembre pasado desató preocupación entre residentes locales, ante la posibilidad de que el territorio se convierta en un blanco más en la disputa geoestratégica entre Beijing y Washington.

El secretario Hegseth concluyó su visita subrayando el compromiso estadounidense con la estabilidad regional: “No buscamos una guerra con China comunista. Pero nuestra tarea es estar preparados. Y lo estaremos”.

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Alejo Sanchez Piccat
Licenciado en Gobierno y Relaciones Internacionales UADE Maestrando en Defensa Nacional UNDEF Interesado en Seguridad Nuclear y Medio Oriente Contacto directo: asanchezpiccat@esceneariomundial.com

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