El Ártico se ha convertido en un área clave para la política exterior de Rusia y Estados Unidos, incrementando las tensiones y rivalidades de estos países sobre el control de esta región. En un momento decisivo para la definición del sistema internacional, las reservas de gas, petróleo, metales y minerales críticos localizados en el Círculo Polar Ártico, concentran la atención de las grandes potencias que lideran el orden global. Con el comienzo del segundo mandato de Donald Trump, se abren nuevas aristas que despiertan suspicacias sobre el antiguo esquema de cooperación entre las naciones árticas.
Putin lanza advertencia contra el avance de EE.UU. en el Ártico
El 27 de marzo se conocieron declaraciones del Presidente ruso con respecto a los planes de Estados Unidos en Ártico, precisamente en Groenlandia. Tal como adelantamos en nuestro artículo Rusia alerta por una guerra en el Ártico en la antesala de la visita del vicepresidente de EE. UU. a Groenlandia, Putin señaló que EE.UU. tiene “planes serios” sobre Groenlandia, y manifestó preocupación por la posibilidad de que el Ártico pueda convertirse en un escenario de conflicto. En la misma línea, dejó clara su intención de incrementar la presencia militar rusa en el Ártico, asegurando que están preparados para defender sus intereses.

Las contundentes afirmaciones del mandatario surgieron a partir de la visita a Groenlandia del vicepresidente estadounidense J.D. Vance, un movimiento que, bajo la óptica resulta, podría verse como un desafío. Aunque J. D. Vance será el funcionario estadounidense de más alto nivel en visitar Groenlandia, su recorrido por una base militar de Estados Unidos ha generado menos polémica que la visita originalmente prevista por su esposa, Usha Vance, la cual fue calificada como una “provocación” por el jefe de gobierno interino de Groenlandia, Mute Egede.
Competencia entre grandes potencias
El deshielo del Ártico ha generado un creciente debate sobre la apertura de nuevas oportunidades económicas, principalmente vinculadas a la explotación de recursos naturales y a las rutas de navegación. Aunque el verdadero potencial económico de la región aún está en discusión, el interés por el Ártico no ha dejado de aumentar en las últimas dos décadas. Junto con estas expectativas económicas, también surgen preocupaciones sobre posibles tensiones y enfrentamientos militares, debido a los intereses en competencia y las disputas territoriales entre los Estados costeros del Ártico.
Donald Trump, afirmó ante el Congreso el 4 de marzo que Groenlandia es fundamental tanto para la seguridad nacional como internacional, y aseguró que su gobierno está trabajando con todas las partes involucradas para avanzar en ese objetivo. No solo ha expresado su intención de que Estados Unidos adquiera Groenlandia, un territorio danés cuya posible anexión ha sido firmemente rechazada tanto por Copenhague como por el gobierno semiautónomo de la isla. También planteó la posibilidad de que Canadá se convierta en un estado más de la Unión.
Por su parte, la incorporación de Finlandia y Suecia a la OTAN alimenta en Moscú tanto un sentimiento de reivindicación como una creciente percepción de vulnerabilidad a lo largo de la Zona Ártica de la Federación Rusa (AZRF). Esta región se extiende geográficamente desde el Atlántico Norte y el Alto Norte europeo, hasta las cercanías del Polo Norte en el Ártico Central, el Pacífico Norte y el estrecho de Bering. El temor de Rusia a verse rodeada por la Alianza Atlántica se ha visto confirmado con la adhesión de estos dos países. Para el Kremlin, esta doble incorporación representa un hecho consumado, reforzado por una narrativa propagandística que presenta a la OTAN como responsable de convertir el Ártico en una “zona de conflicto”.

Tensiones geopolíticas, recursos estratégicos y el impacto de la guerra en Ucrania
La conjunción de recursos estratégicos, y una posición geográfica clave, hacen del Ártico un territorio que, hoy en día, múltiples actores hegemónicos ansían controlar. Si bien existen instrumentos desde el Derecho Internacional Público para garantizar la integridad de esta área, también es cierto que son numerosos los casos en que dichas regulaciones son deliberadamente pasadas por alto. La guerra en Ucrania ha alterado la percepción de los aliados de la OTAN sobre la seguridad no solo de Europa continental, sino de otros enclaves estratégicos. La tensión aumenta, y la rivalidad entre dos históricos adversarios, Estados Unidos y Rusia, parece consolidarse cada vez más.
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Na verdade, Purin está à esquerda, e Vance, à direita.