La nueva política arancelaria anunciada por Donald Trump afectará a todas las exportaciones argentinas hacia Estados Unidos, eso es un hecho innegable. A partir del 5 de abril, entrará en vigor un esquema de aranceles recíprocos generalizados que impone un piso del 10% para todos los productos importados, un nivel significativamente superior al actual para muchas exportaciones argentinas, generando una clara incertidumbre sobre la competitividad de sectores como el alimenticio, químico, plástico, textil, siderúrgico y metalúrgico.
Escenario Mundial consultó con Mateo Garza, licenciado en Comercio Exterior por la Universidad Nacional de La Matanza y maestrando en Política y Economía Internacional por la Universidad de San Andrés, quién declaro qué: “los aranceles conocidos en el día de ayer no reflejan una lógica de reciprocidad, sino que se calcularon basándose en el desbalance de balanza comercial que Estados Unidos tiene con cada país”.

El riesgo de una guerra comercial mundial
El presidente estadounidense justificó la medida argumentando que busca equilibrar el comercio exterior de su país y repatriar empresas, que durante los últimos años han migrado desde los Estados Unidos hacia países con menores costos de producción y mayores rendimientos comerciales, tales como India, China, Taiwán y otras naciones del Sudeste Asiático.
Sin embargo, como explica Garza, el trasfondo de esta política es más amplio: “a los países con los que EE.UU. tiene mayores déficits se les impuso aranceles más altos, y a los que tienen una balanza equilibrada o superavitaria para EE.UU., el mínimo de 10%”, señaló, independientemente de si este país posee buenas relaciones bilaterales con el gigante norteamericano.

Como consecuencia, estas economías podrían responder con aumentos en sus propias barreras arancelarias, lo que definiría un escenario de proteccionismo global no visto hace, literalmente, siglos.
“Vale la pena recordar que los efectos de la Gran Depresión se profundizaron por una ola de devaluaciones en la que cada país buscaba ganar una ventaja competitiva sobre el otro”, advierte Garza. Si bien en un escenario ideal los países aprenderían de estos errores y buscarían la forma de promover una más eficiente cadena de suministros, la dinámica actual sugiere que las tensiones comerciales podrían aumentar en los próximos meses.
Asimetría arancelaria entre Argentina y Estados Unidos
Según la Cámara de Comercio de Estados Unidos en Argentina (AmCham), los productos estadounidenses que ingresaban a la Argentina ya enfrentaban una mayor carga arancelaria en comparación con los productos argentinos en territorio americano, generando una grave distorsión que afecta el libre funcionamiento del comercio exterior entre ambos países.
Hasta el día de ayer, los aranceles se explicaban de esta forma:
- En alimentos, Argentina aplica un 16% de arancel a importaciones estadounidenses, mientras que EE.UU. imponía solo un 4,6%.
- En químicos e industriales, el arancel argentino es del 8,1%, mientras que el estadounidense era del 0,3%.
- En plásticos, Argentina grava con un 11%, mientras que EE.UU. solo con un 1,4%.
- En textiles, el arancel argentino alcanza el 20,9%, mientras que el estadounidense era del 6,1%.
- En metales, Argentina aplica un 13,7% frente al 0,2% de EE.UU.
Es normal limitar la entrada de productos extranjeros por temores al dumping o una exposición de falta de competitividad, otra cosa es imponer un “muro” dentro de la Aduana para evitar que los consumidores argentinos puedan consumir más y mejores bienes a un precio competitivo, independientemente de donde provengan.

La postura de Trump es clara: busca reducir los costos de los bienes de consumo en EE.UU. y facilitar la entrada de productos estadounidenses a mercados extranjeros, pero para la Argentina, esto representa un claro desafío, ya que sus productos son costosos para el consumidor estadounidense y la estructura regulatoria local, fuertemente restrictiva, no favorece la importación de bienes “Made in USA”, tal como hemos visto.
Oportunidades y riesgos para América Latina
A pesar de las dificultades, América Latina se encuentra en una posición relativamente mejor que otras regiones: “América Latina está en el grupo del 10%, lo que puede representar una oportunidad de que parte del comercio estadounidense con Asia, cuyos países fueron los más golpeados por los aranceles, se desvíe hacia la región”, explicó Garza.
Además, en un contexto donde los flujos comerciales están cada vez más fragmentados en bloques geopolíticos, “se abre la posibilidad a países de Latinoamérica de funcionar como ‘estados conectores’, actuando de nexo en cadenas globales de valor que incluyan a países opuestos ideológicamente”, añadió.

Otro factor clave es el impacto sobre el dólar como la moneda por excelencia en el comercio internacional: “los desbalances que Trump busca corregir no solo son normales en materia comercial —los países se especializan en distintos productos—, sino que también son una característica propia de un sistema monetario internacional en el que Estados Unidos puede mantener déficits sostenidos con el resto del mundo porque tiene el privilegio de emitir la moneda hegemónica a nivel global”, añadió Garza.
Finalmente, añadió que Trump rompe con esta lógica y podría debilitar el dólar en el largo plazo: “el debilitamiento del dólar hará más competitivo a Estados Unidos (uno de los objetivos de Trump), pero puede mermar el papel del dólar como moneda de reserva global”, advirtiendo que, si esto ocurre, otras economías —especialmente Europa y China— se verían obligadas a devaluar sus monedas para mantener su competitividad, lo que aceleraría una dinámica inflacionaria y un posible escenario recesivo, pudiendo esto derivar en la temida estanflación.
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Mateo Garza es Licenciado en Comercio Internacional por la Universidad Nacional de La Matanza. Se encuentra finalizando la Maestría en Economía y Política Internacional en la Universidad de San Andrés. Actualmente, se desempeña como Analista de Comercio Exterior para el Grupo Harmony y es docente de las asignaturas Relaciones Económicas Internacionales y Economía Internacional en su alma mater.