El Ministerio de Defensa de China declaró que las recientes ventas de armamento estadounidense a Taiwán no alterarán el equilibrio militar en el estrecho ni obstaculizarán los objetivos estratégicos de reunificación nacional que sostiene Pekín desde hace décadas. El portavoz del Ministerio de Defensa chino, Zhang Xiaogang, sostuvo este miércoles que “la venta de armas por parte de Estados Unidos a Taiwán no puede modificar la situación del poderío militar a ambos lados del estrecho, y mucho menos impedir la reunificación de China”.

Estas declaraciones llegan tras conocerse que Taipéi quiere incorporar los caza F-16 y que otros aviones del mismo modelo están previstos para ser entregados antes de finales de 2026.

Zhang denunció que este tipo de operaciones reflejan una actitud de “doble rasero” por parte de Washington, ya que contradicen directamente el principio de una sola China, así como los tres comunicados conjuntos que rigen las relaciones bilaterales entre Estados Unidos y China desde fines del siglo XX. Para Pekín, este tipo de ventas constituyen una clara injerencia en sus asuntos internos y una amenaza directa a la estabilidad regional.

Ejercicios militares como mensaje de fuerza

Las declaraciones de Zhang se produjeron en un contexto de creciente tensión en la región, luego de que la semana pasada las Fuerzas Armadas chinas realizaran importantes ejercicios militares alrededor de la isla. Las maniobras involucraron el despliegue coordinado de buques de guerra, aviones de combate y sistemas de misiles, simulando un posible bloqueo y ataque preventivo contra blancos estratégicos en territorio taiwanés.

Analistas internacionales interpretan estas acciones como una advertencia directa no solo hacia el gobierno de la presidenta taiwanesa Tsai Ing-wen, sino también hacia Estados Unidos y sus aliados, en un momento en el que se intensifican las relaciones militares entre Washington y Taipéi. Los ejercicios, que fueron ampliamente cubiertos por medios estatales chinos, demostraron un alto grado de preparación y capacidad operativa por parte del Ejército Popular de Liberación (EPL), que busca disuadir cualquier intento de independencia formal por parte de la isla.

En respuesta a una consulta periodística, Zhang remarcó que el EPL continuará incrementando el entrenamiento de sus tropas, elevando su estado de alistamiento y “aplastando las actividades secesionistas en pro de la ‘independencia de Taiwán’, así como cualquier intento de injerencia extranjera”.

El trasfondo de una disputa histórica

Desde la perspectiva de Pekín, Taiwán es una provincia rebelde que debe volver al control del gobierno central, preferentemente por vías pacíficas pero sin descartar el uso de la fuerza. Por su parte, Taipéi, con el respaldo cada vez más explícito de Washington, mantiene una postura ambigua: no declara la independencia formal, pero refuerza su defensa territorial y su autonomía política en los hechos.

Las ventas de armamento estadounidense a la isla, que se han incrementado significativamente en los últimos años, son vistas por China como un intento de contener su proyección geopolítica y militar en el Indo-Pacífico. No obstante, desde Pekín aseguran que ninguna ayuda externa podrá alterar el curso histórico de la “inevitable reunificación”.

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Redacción
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