Confirmado por The Times, el Jefe del Estado Mayor de la Defensa del Reino Unido, Tony Radakin, habría viajado a China esta semana por primera vez en décadas. Según lo comentado, arribó al gigante asiático el pasado viernes para mantener conversaciones con los militares del país.

Tal y como expresó en su cuenta de X: “Me reuní en Pekín con el General Liu Zhenli, Jefe de Estado Mayor del Departamento de Estado Mayor Conjunto de la Comisión Militar Central, y mantuvimos conversaciones sobre diversas cuestiones de seguridad. Acordamos que en un mundo inestable debemos desempeñar nuestro papel como naciones responsables con intereses globales, y reflexionamos sobre la importancia de las comunicaciones entre militares”. 

Declaraciones de Radakin en X.

Declaraciones similares realizó el Ministerio de Defensa chino en un comunicado. La cartera afirmó que “ambas partes intercambiaron puntos de vista en profundidad sobre las relaciones entre los dos ejércitos, la situación internacional y regional y cuestiones de interés común”. Asimismo, el documento subrayaba que se dialogó “sobre el fortalecimiento de los intercambios y la cooperación”. 

El contradictorio acercamiento británico hacia China

Desde su llegada al poder, el primer ministro Keir Starmer se encuentra llevando a cabo políticas de acercamiento con China. El propio mandatario declaró con anterioridad que su gobierno laborista tiene una política hacia Pekín basada “en las tres C”: cooperate, challenge and compete (cooperar, desafiar y competir). 

No obstante, para múltiples funcionarios británicos y analistas internacionales la postura de Starmer hacia China es contradictoria. En varias ocasiones su gobierno señaló a Pekín como una amenaza estratégica a largo plazo, y en otras, como un socio confiable al que no hay que atribuirle discursos despectivos. 

Esta dualidad genera tensiones dentro de su propio gobierno. Algunos sectores abogan por un enfoque más cauteloso debido a preocupaciones de seguridad, mientras que otros, como el Tesoro, promueven una relación más estrecha. En palabras de Mitchell Gallagher, “Starmer se enfrenta a un doble reto: delimitar la política exterior de sus predecesores conservadores y, al mismo tiempo, dar garantías a las empresas y a los aliados internacionales. Estos malabarismos exigen una política exterior basada en principios y fundamentos, pero resistente a las realidades prácticas”. 

El Primer Ministro Sir Keir Starmer y el Jefe del Estado Mayor de la Defensa, Almirante Sir Tony Radakin. Créditos: BBC

La búsqueda de equilibrio entre intereses económicos y preocupaciones de seguridad también se plasma en otros sectores. Sobre Taiwán, por ejemplo, el Reino Unido suele mostrarse preocupado por las actividades de China en la isla. No obstante, envía al titular del Estado Mayor de la Defensa pocos días después de que China realizara ejercicios militares cerca de Taiwán. 

Pese a todo, la administración de Starmer afirma que el Reino Unido tiene “un claro interés por la paz y la estabilidad en el estrecho de Taiwán, de vital importancia para la prosperidad mundial, y su apoyo a un Indo-Pacífico libre y abierto. Según una declaración oficial reciente, “Consideramos que la cuestión de Taiwán debe ser resuelta pacíficamente por los pueblos de ambos lados del Estrecho de Taiwán mediante un diálogo constructivo, sin la amenaza o el uso de la fuerza o la coerción. Las maniobras militares o las amenazas a Taiwán no favorecen dicho diálogo. No apoyamos ningún intento unilateral de cambiar el statu quo”. 

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Redacción
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