La presentación de la nueva moneda de los BRICS no solo buscó desafiar el predominio del dólar sobre la economía mundial, sino que proyectar la imagen de que Rusia no está aislada globalmente. Sin embargo, las expectativas del Kremlin no se cumplieron y la propuesta de Rusia de reemplazar el dólar pareciera estar perdiendo peso.
Los pocos resultados de la propuesta rusa en BRICS
No se introdujo ninguna moneda BRICS y los billetes ni siquiera fueron mencionados en los comunicados oficiales. Además, Rusia no logró promover el Puente BRICS, un mecanismo financiero destinado a ayudar a los miembros del grupo a evadir los canales financieros occidentales. La falta de entusiasmo de los demás miembros fue evidente, y el plan ni siquiera apareció en el comunicado final de la cumbre. No obstante, es improbable que Rusia abandone sus esfuerzos: crear mecanismos financieros no occidentales es una prioridad para Moscú, lo que demuestra cómo las finanzas se han convertido en un nuevo campo de competencia entre grandes potencias.
El objetivo principal de Rusia en Kazán fue lanzar tantos esquemas financieros como fuera posible para mitigar el impacto de las sanciones occidentales. Entre las propuestas estaban BRICS Pay (para permitir pagos en Rusia desde países BRICS), BRICS Clear (una alternativa a empresas como Euroclear y Clearstream que facilitan el comercio de valores), BRICS (Re)Insurance (para proveer seguros a aeronaves y barcos rusos), una agencia de calificación de BRICS (para competir con las grandes agencias como Standard & Poor’s) y la Iniciativa de Pagos Transfronterizos de BRICS (para facilitar pagos entre países BRICS en sus monedas nacionales, como el rublo o el real brasileño).
Sin embargo, los delegados en Kazán pronto comprendieron que Rusia estaba más interesada en un sexto proyecto: el Puente BRICS. Este plan busca eliminar los intermediarios en las transacciones internacionales usando monedas digitales de bancos centrales, facilitando los pagos directos entre países sin pasar por bancos corresponsales, a menudo ubicados en Estados Unidos, ni utilizar el sistema SWIFT, controlado por Occidente.
El caso del BRICS Bridge
El BRICS Bridge tiene un significado simbólico considerable. Como dijo el presidente brasileño, Lula da Silva en 2023, “Todas las noches, me pregunto por qué todos los países tienen que basar su comercio en el dólar. ¿Por qué no podemos comerciar con nuestras propias monedas?”. La frustración no solo se refiere al uso del dólar en el comercio internacional, sino también a la dependencia del dólar para emitir deuda soberana, lo que pone a las economías en desarrollo a merced de la política monetaria de la Reserva Federal de EE. UU.
Eludir los canales financieros occidentales ofrece también una protección contra las sanciones del G-7, ya que estas solo afectan cuando se utilizan monedas occidentales o existen vínculos con economías del G-7. Esto subraya cómo el Puente BRICS forma parte de los esfuerzos de los países no alineados con Occidente para proteger sus economías, abandonando el dólar y buscando alternativas al SWIFT, como el sistema CIPS de China. Evitar los mecanismos financieros occidentales también facilita ocultar transacciones sensibles que podrían estar bajo sanciones secundarias, como la venta de equipo militar chino a Rusia.
Una ventaja adicional del BRICS Bridge es su naturaleza digital. Los bancos centrales de los BRICS podrían programar un sistema para bloquear transacciones contrarias a sus intereses o, en escenarios extremos, restringir el acceso de Occidente a sus mercados. Además, la digitalización permitiría a países con regímenes autoritarios como Rusia o China rastrear transacciones internacionales de manera más eficaz.
Las dificultades que enfrentan los mecanismos financieros no occidentales
A pesar de los beneficios potenciales, sorprende que la presión rusa por la adopción del mecanismo fuera recibida con indiferencia en Kazán. Inicialmente, Moscú planeaba probar el sistema en 2025 y lanzarlo completamente hacia 2027, pero ahora ese cronograma parece poco realista. Ya antes de la cumbre, China, India y Sudáfrica se ausentaron de una reunión de ministros de finanzas de los BRICS, donde se debía discutir el plan.
Existen tres razones clave por las cuales el desarrollo de mecanismos financieros no occidentales podría ser complejo. En primer lugar, los miembros del BRICS tienen opiniones divergentes sobre la urgencia de estos planes. Rusia es el mayor defensor del Puente BRICS, ya que las sanciones occidentales han restringido su acceso a sistemas de pagos occidentales, mientras que otros miembros, como China, no están dispuestos a abandonar el dólar o los canales financieros occidentales en el corto plazo. Brasil también muestra interés en desdolarizar, pero sin una presión inmediata. Sudáfrica e India son aún más reacias a involucrarse con el Puente BRICS, temiendo alienar a sus socios occidentales.
El segundo obstáculo es que el sistema solo funcionaría si todos los países BRICS emiten sus propias monedas digitales, lo que aún está lejos de lograrse. Solo China tiene una moneda digital piloto en circulación (el renminbi digital) y la infraestructura necesaria para pagos transfronterizos. Sin embargo, los controles de capital de China complican su implementación global, incluso dentro del grupo BRICS. Sin la participación de China, es poco probable que el mecanismo adquiera una influencia global significativa.
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